Las mañas y el ingenio de los patos malos chilenos no sólo cruzaron las fronteras y lograron llegar a las tierras del wantán, sino que además superaron todas las normas de higiene y decoro, de acuerdo a lo que informaron las autoridades asiáticas.
Se trata de tres perlitas, identificados como Marcelo Espíndola (50), José Riveros (44) y Alejandro Donoso (43), que se las daban de turistas y que fueron sapeados por cámaras de seguridad cuando le arrojaron un líquido maloliente, con desechos humanos, a una mujer para envolarle la perdiz y chorearle un turro de billetes, en la isla china de Taiwán.
Todo el cuento se habría desarrollado justo afuera de un banco, en la ciudad de Taipéi, poco después que una dama de apellido Yang sacó $660 mil dólares, o sea 13 millones para el pedido del mes.
Según la policía, el carenalgismo de Espíndola es lo que más conmocionó a la barra local, porque usando sus habilidades bilingües ofreció ayudar a la fémina y le advirtió que la habían embarrado, con las palabras: ''guáter'' y ''toilet''.
Después la llevó a un edificio para ayudarla a sacarse la gracia del vestido con una toalla y fue ahí cuando sus compinches entraron en acción y le abrieron la cartera para llevarse todos los morlacos. Un guardia de seguridad advirtió el choreo, pero no alcanzó a dar el grito.
660
mil dólares sacó su víctima del banco antes de ser colgada por los chilenos.
Después los malosos tomaron un tren de alta velocidad a Kaohsiung, y se registraron en un hotel.
Como ya creían que la habían hecho de oro se fueron a celebrar a un restorán de comida rápida del lugar. Fue allí donde fueron laceados.
Más tarde, los verdes orientales informaron que en el hotel de los malandrines pillaron un lote de billetes de moneda extranjeras, pero de la plata de la señora Yang ni la sombra, por lo que concluyeron que estos podrían haber transferido el dinero fuera de Taiwán.
355
kilómetros cruzaron los cumas antes de ser detenidos por la policía de Taiwán.
Por ello, se cree que se trata de una banda de lanzas internacionales que hicieron de las suyas en las tres semanas que alcanzaron a gozar de la hospitalidad china.
Finalmente el trío quedó a disposición de la Fiscalía del Distrito de Taipei para ser interrogado y ser acusados de robo.
La Cuarta consultó a la Cancillería por los antecedentes de estos embajadores chilenos y hasta el cierre de esta edición todavía no tenían antecedentes.