Una mezcla de redoble de tambores y ruido de platillos recibe al pasajero que ingresa a la estación de Metro "Gran Vía" de Madrid. El sonido de una batería hecha con regaderas y cajas plásticas rompe la rutina de los peta- zetas.
El causante de la parafernalia rítmica es un moldavo que lleva ocho años viviendo en la capital española y que toca una batería hechiza.
El joven se llama Petronel Pavel (31) y estudió batería en la Scoala Populara de Arta de Moldavia. Hace un año descubrió que podía ganarse la vida haciendo música con cachivaches plásticos para capear la crisis. Todos los días chanta sus utensilios de plástico y se pone a tocar jazz dentro de los pasillos de la estación. Los domingos se traslada al Parque de Retiro, "porque van familias con niños y a ellos les gusta".
Pavel dice que le encanta andar en bicicleta y conocer músicos buena onda.
- ¿Y se gana billete con esto?
- A veces sí y a veces no.
-¿Pero cuánto es lo que más ha ganado?
- Unos 100 euros en días buenos (cerca de 60 lucrecias).
- Tsss... deja bastante la música...
- Pero no siempre es así. Depende del ánimo de la gente.
- ¿Cuál es su mayor sueño?
- Me gustaría tener mi propia banda. Formar un grupo pop-latino-melódico.
- ¿Qué tal se comporta el público chileno? ¿Le dejan monedas?
- Los chilenos son generosos.
- ¿Le gustaría ir a Chile a tocar la batería?
- Por supuesto, me encantaría ir a tocar para allá.
- Claro que en nuestro país ya hay un baterista que toca en la calle. Le dicen el "Elvis Junior"...
- Ah... me gustaría conocerlo.
PLAZA
"Elvis Junior" ahora trabaja en los alrededores de la estación Tobalaba. Su nombre es Fernando Plaza y, según contó un ex bailarín de la improvisada banda, "en sus mejores momentos se ganaba veinte lucas diarias".
Agregó que "si ese baterista español se viene a Chile a aserruchar el piso, el Elvis lo agarrará a tarrazos".