Son pocas las personas que lanzan una botella al mar con un mensaje en su interior y viven para contarle al mundo que recibieron respuesta al otro lado del planeta.
Esta milenaria costumbre, que se utilizaba para conocer el comportamiento de las corrientes marinas, fue la que se le ocurrió el 9 de junio de 2010 a Anne Reid, una joven que navegaba en el bote de sus taitas rumbo a la Isla Waiheke, en el Golfo de Hauraki, en Nueva Zelanda. La chiquilla escribió una carta y la lanzó al mar sin pensar que seis años después tendría respuesta a nueve mil kilómetros de distancia. ¿Qué tal?
"Si encuentras esta botella en el océano, por favor añade a este mensaje con quién estás, qué harás, a dónde vas y tus coordenadas", reza el texto que incluye una dirección de correo electrónico por si alguien la encontraba.
SORPRESA
En los últimos días, la mujer fue contactada por el edil de Juan Fernández, Felipe Paredes, quien le escribió para contarle que un pescador de la zona, identificado como Pablo Rivadeneira, encontró la botella con su mensaje. ¿Su primera reacción? Se fue de espaldas de la impresión.
"Pensé que algún día alguien podría encontrarlo, pero nunca pensé que lo harían. Esto demuestra que el mundo es muy pequeño", dijo emocionada a la prensa oceánica.
El edil le confirmó que la noticia llegó a todos los rincones de la isla y generó gran entusiasmo por parte de los lugareños.