Minvu asume que hay zonas en el borde costero donde muchos chilenos no podrían huir ante un eventual maremoto, y proponen bajar el precio de los gastos comunes a los departamentos de más altura para que, en caso de emergencia, sirvan de refugio a la comunidad. La idea es que la iniciativa llegue al Congreso.
La madrugada del 27 de febrero del 2010 marcó la vida de muchos chilenos, sobre todo de los que vivían al lado de ese mar que tranquilo los bañaba -hasta esa noche-, donde en muchas zonas costeras las olas devastaron comunidades completas.
En ciudades como Constitución, Iloca y Dichato, sólo por nombrar algunas, los efectos del maremoto fueron terribles, pero ni eso ha alejado a los sobrevivientes, ya que la mayoría volvió a establecerse en el mismo lugar.
En un país sísmico y con kilómetros de costa, este es un tema que no puede tomarse con liviandad, aunque a muchos chilenos pareciera importarles poco. Marco y su familia lo perdieron todo ese maldito 27/F. "Todo, menos la vida", aclara el pescador, quien junto a los suyos optó por volver a levantar su morada a la orilla del mar, en Iloca.
"No puedo tenerle miedo al mar, porque me lo ha dado todo", cuenta el hombre, quien podría ser uno de los beneficiados con una interesante iniciativa que está encabezando la unidad de Reducción de Riesgo de Desastres y Reconstrucción del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
El plan maestro, que se está trabajando en conjunto con el Shoa, contempla disminuir el costo de los gastos comunes de edificios que, tras estudios, posibiliten ser una vía de evacuación en altura ante una probabilidad de tsunami.
Es que la realidad es dura. "Tras ver en primera instancia un mapeo del Shoa a los bordes costeros de nuestro país, vemos que hay ciertas zonas en la cuales, en caso de tsunami, los ciudadanos no alcanzarían a llegar a un lugar seguro, aunque corran a toda velocidad. Por lo tanto, una buena medida es lograr que en esas zonas -que determinaremos-, se logre trabajar con algunos edificios cercanos a la costa, para que puedan usarse como vía de evacuación vertical", advierte Bernardita Paúl, encargada Nacional de Reconstrucción y Reducción de Riesgo de Desastre del Minvu.
Es por eso que "queremos que algunos edificios puedan ser usados como vía de evacuación, a cambio de una disminución en sus gastos comunes", plantea la autoridad.
La fórmula
La iniciativa podría salvar la vida de muchos compatriotas que habitan a orillas del mar. Sin embargo, hay dos cosas que tienen que quedar bien normadas: cómo lograr esa subvención y conseguir que esto se norme, ya que los edificios no están obligados a abrir sus puertas como refugio en caso de maremoto.
"El desafío actual es identificar cómo podemos financiar esta diferencia a través de un proyecto de ley, por lo que buscaremos la instancia para llevarlo a cabo", adelanta Paúl, quien se reunirá con la Comisión de Vivienda de la Cámara de Diputados para gestionar el asunto.