El "Cabeza de Cobre" cayó a la sombra por robo con intimidación hace dos años. A sus 33 pepas ya tiene cuatro hijos y, aunque suene increíble, una nieta recién nacida.
Pero al interior de la cárcel de Colina 1, lejos de seguir por la senda de la "mardá", optó por usar sus manoplas para crear artesanía en cobre gracias a los talleres de reinserción laboral que se realizan en el recinto penal.
"Junto a unos cabros hicimos el taller que se llama 'La Escondida', porque usamos cobre que sacan de allá para fabricar nuestras obras. Nos dedicamos a hacer espejos, repujados y todo lo que tenga que ver con cobre", dijo el colorín al diario pop.
"Lo que hacemos acá lo vendemos y son cosas especiales para regalar a la mamá ahora que viene su día", dijo el "ladrillo".
"Para mí es muy importante hacer esto porque me di cuenta de que uno sí puede rehabilitarse. No porque cometiera un error voy a seguir en este camino toda la vida. Me queda poco acá y lo único que quiero es salir para estar con mi familia y seguir con mi arte afuera", parló emocionado el hombre que sale en la foteli.
El mismísimo subse de Justicia, Jorge Frei, visitó Colina 1 para rochar el avance de los recluidos por allato.
Junto a fiscales de la Corte de Apelaciones de Santiago, el guaripola Nacional de Gendarmería, Alejandro Jiménez, y otro lote de autoridades, abrieron las pepas cada vez que veían las tremendas joyas y muebles que fabrican los ladrillos.
El subse quedó con ganas de echar mano a la billetera y comprarle un lindo par de zapatos de cuero a su patrona, fabricados por las manos mágicas de Emanuel Leiva.
El hombre de 56 pepas lleva 33 a la sombra y hace siete que se dedica a la talabartería.
"Hago de todo, zapatos, cinturones, artículos para rodeo, todo gracias a estos talleres", contó Emanuel.
"A cada zapato puedo sacarle 45 lucas, lo que me ayuda harto a mí a mi familia", voceó el artesano, que ya está con beneficio de sabatina y en junio próximo vuelve a la calle.