El uniformado asegura que nunca escondió su identidad a los altos mandos y que recibió apoyo de la institución. "El Ejército es de todos", comenta.
En febrero del 2020, Benjamín Barrera Silva (27) cumplió uno de sus mayores anhelos: ingresar a la Escuela de Suboficiales del Ejército. ¿Su misión? Convertirse en enfermero de guerra y servir al país como el primer hombre trans en la historia de las Fuerzas Armadas.
A una semana de graduarse de "cabo enfermero militar de combate", y de comenzar a escribir su propia historia en el Ejército, Benjamín cuenta que apenas puso un pie en el cuartel decidió contar su verdad. Hablar de su transición, de su identidad, de sus operaciones de reasignación de sexo. Quería postular como cualquier ciudadano y que su género no fuera tema en la siempre compleja carrera militar.
"Apenas entré a la Escuela de Suboficiales conté todo a los mandos mayores. Quise entrar con la verdad altiro. Lo hablé con el capitán Alex Toledo, mi suboficial León y cabos de la compañía. Quizás lo conté con la intención de prevenir algún tipo de discriminación de parte de mis camaradas, pero estos reaccionaron de manera muy respetuosa", comenta el uniformado, quien decidió revelar su historia, con el apoyo del Movilh, para convertirse en ejemplo para personas trans que buscan una oportunidad en las Fuerzas Armadas.
"Nunca discriminaron mi proceso dentro de la escuela y eso debo agradecerlo. Ha sido un proceso súper satisfactorio. Mi idea es generar un cambio de mentalidad, abrir puertas y dejar en claro que el Ejército es de todos", señala el cabo Barrera, sentado justo en el frontis del Museo Histórico y Militar, lugar que almacena decenas de recuerdos de batallas, pero que esta vez es testigo de una gran lucha por igualdad social.
Puertas abiertas
"Vivimos en un país donde aún somos discriminados, pero son pequeños grupos que no tienen claro que es ser trans y la integración de nosotros a las instituciones va a opacar a esas minorías", sentencia.
Desde el Ejército aseguraron que tienen las puertas abiertas a la inclusión, siempre y cuando la persona cumpla con los requisitos de salud compatible y el compromiso de asumir las normas militares. La idea también fue replicada en el ministerio de Defensa.
"La inclusión y la no discriminacion arbitraria son principios que deben regir a toda la sociedad y por supuesto a nuestras FFAA. Ser un buen militar no es una cuestión de sexo o género, requiere vocación, amor a la Patria y las aptitudes que nuestras instituciones exigen a todo ciudadano que postule a ellas", comentó Mario Desbordes, ministro de Defensa.