Ladrando de felicidad, ya que está pronto a ascender a sargento, se encuentra la cabo Valentina Gan, quien aperra desde hace 5 calendarios en la IV Zona Naval de la Armada, ubicada en el Aeropuerto Diego Aracena, Iquique.
Lo peculiar es que "La Vale", quien vigila día y noche y es bien coordinada para marcar el paso, es una perrita rescatada hace 5 años en la Tierra de Campeones.
"El 14 de febrero del 2013 íbamos por la carretera cuando desde un auto en movimiento lanzaron un saco. El comandante que iba a cargo en ese momento ordenó parar el bus en el que íbamos y bajamos a revisar lo que había en su interior. Para nuestra sorpresa se trataba de una cachorra que tenía lesiones leves debido al suceso, pero estaba relativamente bien", señaló a La Cuarta el teniente primero de la Armada, Sebastián Silva.
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Los uniformados pidieron autorización al comandante para poder cuidar al animalito en la unidad, a lo que accedió. "Valentina se llama por el día en que fue encontrada, y Gan por las iniciales de nuestra unidad (Grupo Aeronaval Norte). Una vez en la unidad la alimentamos y curamos, con el tiempo se fue adaptando al lugar, en un principio teníamos que dejarla amarrada para que no entorpeciera el movimiento de las aeronaves, pero de a poco aprendió y ya sabe en los lugares donde debe andar. Es muy inteligente", agregó el teniente Silva.
Mar y nubes
Con el tiempo, Valentina se ganó el corazón de todo el personal en el aeropuerto Diego Aracena, tanto militar como civil, por lo que acompaña en varias tareas a los trabajadores a hacer sus labores.
"Cuando salen los aviones ella se para tras la línea roja y cuando hacemos la inspección FOD (buscando objetos extraños y peligrosos para las aeronaves del aeropuerto) nos acompaña en los carros que hacemos la revisión. Actualmente, tiene un sobrepeso evidente por lo que le apodamos "La Gordis" o "La Vale", y le gusta ir arriba del carro, pero no le hace el quite a las caminatas", cuenta orgulloso de su regalona el oficial.
Sin embargo, su hoja de vida no es intachable, ya que tiene varias anotaciones negativas a su haber.
"Ha sido sorprendida en varias oportunidades durmiendo en su puesto de trabajo, babea mucho. Además, le gusta sacar el uniforme del personal de los casilleros y dejarlos tirados en el piso, pero son cosas que se le pueden perdonar y en poco tiempo, calculando su edad perruna con la humana, ya estaría en condiciones de ser ascendida a sargento", agregó el teniente Silva, quien además es piloto de aviones.