Un grupo de broquitas del taller de arqueología de la escuela América de Arica, llevaban toda la mañana del sábado caminando por la playa El Laucho, en los faldeos del morro de la ciudad. Los cabros buscaban momias y restos. Estaban cansados y sedientos, pero un fuerte olor llamó la atención de Mijail Flores (11), el que quedó con las tremendas pepas con lo que pillaría.
El lolito agarró su cincel y una pala chica, y cuidadosamente se puso a cavar y a limpiar los restos, los que serían, preliminarmente, de una momia perteneciente a la cultura Chinchorro, y que andaría bordeando los siete mil años de antigüedad.
"Es la primera vez que descubro algo de este tipo. Nosotros con mis compañeros pertenecemos al taller de arqueología y siempre soñamos con pillar algo de este tipo. Cuando me puse a desenterrar llamé a mi profesor y él me dijo de qué se trataba, ya que había unos huesos como de humano", desenterró Mijail, el descubridor, a La Cuarta.
Al profe Hans Neira (36), encargado del taller, le llegó el rumor que luego del terremoto que sacudió el norte de Chilito a principios de abril, se abrieron las entrañas de la Pachamama, dejando al descubierto varios grietas en las que habría restos de civilizaciones precolombinas, por lo que animó a sus alumnos para que hicieran su aporte a la arqueología.
"El olor que había en el lugar era fuerte como a químico debido a la descomposición de años, el cuerpo estaba desmembrado y se dejaba ver el cráneo. Encontramos los restos de una momia y otra completísima. Con este hallazgo espero que se tenga mayor conciencia por cuidar nuestra cultura e identidad de la zona", señaló el profe al diario pop.
“Cuando grande quiero ser arqueólogo o paleontólogo. Encontrar un hueso de dinosaurio sería lo máximo. Mis papás se emocionaron caleta cuando les conté lo que había descubierto, ya que llevamos un año viviendo en Chile y ya soy famoso. Ja”, agregó el péndex que cursa séptimo básico.
Peter, el busquilla
Otro que se emocionó caleta con el añoso descubrimiento fue el músico nacional Peter Rock, y no sólo por haber podido encontrar a uno de sus primeros amigos, sino porque el tema le recordó su espíritu busquilla.
"A finales de los sesenta me iba al desierto en California a caminar, y a pesar de no encontrar restos como los de ahora, me encontré varias veces con ovnis y luces cuáticas en el cielo. Eran volás cuáticas las que se viven solo con el espíritu de ser busquilla, y eso lo tengo hasta el día de hoy, pronto a cumplir 69 años. Ojalá estos niños sigan por la senda del curioseo", aconsejó el tata del rock.