En la "U" saben que todo campeonato tiene que ser festejado a lo grande. Por esto la hicieron corta y una vez que levantaron la "18" empinaron otras copas haciendo salud.
Claro, Azul Azul tenía reservado un salón en el Hotel Interncontinental, en Vitacura, mismo lugar donde concentra el equipo.
21.30 horas fue la citación, pero esta vez con paqueo de la señora en vez del técnico. Y los últimos en llegar fueron el killer Felipe Mora y el hachero Alejandro Contreras, quien llegó de la mano con su novia y su mamá. Un amorsh.
Y si bien los peloteros querían pasarla bien, varios llevaron doble marca personal: además de la "pierna" muchos asistieron con sus hijos. De hecho, Lorenzetti y Monzón se dejaron caer tirando el coche, mientras que otros cargaban a los enanos en brazos. Estaba claro que muy de madrugada no terminaría todo.
Dentro del salón, que quedaba en el segundo subterráneo, los campeones se dividieron en distintas mesas. Pero la que llamó más la atención fue la de la banda argentina, donde estaban Lorenzetti, Monzón, Benegas (su mina es brasuca, eso sí) y Rodríguez. Es que sus esposas también son compinches.
¿Reggaeton? ¿Bachata? ¿Cumbia? El tema que sonó más fuerte fue "La Bicleta", de Shakira, que no lo pusieron exactamente para que el Quili moviera las patitas.
Pa' llenar la guatita la cosa al parecer no fue de lo mejor. Si hasta el pichichi Mora salió un poco defraudado. "Carne con... un pastel de papa... más rara la cuestión", nos tiró, una vez que se retiró tipín una y con una bandera chuncha.
El Menú
El menú, en todo caso, le llevaba una entrada de ensaladas verdes y camarones. Pa'l fondo carne con kitche de papas y de postre pie de limón.
Adentro, ya con el baile armado el más prendido fue Sebastián Ubilla. El "Conejo" hasta se mandó una transmisión en vivo por su Instagram, donde se le vio pasándola riquitiqui con su señora Cristina.
Eso sí, también hubo discursos. Fierro en mano, sacaron la voz Carlos Heller, Pablo Silva, el capitán Herrera, Lorenzetti y Hoyos.
¿Cómo se portó el profe? Muy caballero el hombre, porque se dio el tiempo de estar en todas las mesas, aunque no podemos saber si, en esta pasá, les transformó el agua en vino.
Los ausentes fueron Lucas Ontivero, que no dijo ni pío; además de David Pizarro, ya que su mamá se había descompensado y como buen hijo prefirió acompañarla.