Una marcada rutina y un tentador menú con pollito asado y carne a la olla por sólo 3 lucas, habrían sido los ricos ingredientes con que G.M.V. (42) habría cocinado el robo de su vida al interior de un camión de valores.
El sujeto, que hasta la tarde del lunes ponía el hombro como chofer de la empresa Brinks, supuestamente horneó su gracia a fuego lento y aprovechándose del buen apetito de sus compañeros.
Según la investigación que lleva a cabo la PDI y la Fiscalía Occidente, fue a las 14.47 horas del lunes que el camión de valores con cuatro ocupantes se estacionó afuera de una cocinería de calle Félix Margoz, en Cerrillos, para almorzar.
Como ocurría a diario, y según nos sapeó la dueña del boliche, el chofer se quedó a bordo, supuestamente fingiendo un dolor de guata, mientras el resto de sus compañeros le hincaban el diente al sabroso menú que le lleva pollito asado, carne al jugo, garbanzos con longa o ensaladita.
La gracia, que repetían a diario entre las 14.30 y las 16 horas, se convirtió en el ingrediente secreto del conductor, quien es apuntado como el principal sospechoso de pelarse 53 millones de pesos en efectivo, aprovechándose del manye de sus colegas pa’ fugarse.
''Una vez que los ocupantes realizan un retiro de dinero en el sector, tres de ellos se bajan a comer. Es en ese momento que el chofer se cambia de ropa y desaparece con dos bolsas de dinero'', señaló el subprefecto Cristian Guzmán.
Según nos contó la dueña del local, una vez que los angurrientos centinelas se llenaron el buche y decidieron volver al trabajo, cacharon que el camión de valores estaba con el motor andando pero sin su chofer en el interior.
Por lo mismo, tuvieron que montarse en el blindado e ingresar por una escotilla de emergencia, pero todo para constatar que en el interior estaba el traje azul de su compañero y que les faltaban ene billetes.
Una vez conocido el hecho delictual, las policías allanaron el domicilio del chofer pero no encontraron nada.
Consultados por la humildad del sospechoso, que sólo se peló dos bolsas de dinero, los polis explicaron que probablemente no quería llamar la atención y que por lo mismo se cambió de ropa antes de partir.
Sin embargo, trascendió que los colosos de valores cuentan con dispensadores y que las dos bolsas choreadas probablemente las había escondido antes de llegar al restaurante de Cerrillos.
Errores
Junto con no descartar una posible colusión entre los ocupantes del camión blindado, desde la PDI descasetearon que sí o sí hubo pifias de protocolo, ya que en ningún caso los ocupantes podían bajarse a comer y dejar al chofer solo.
Según contaron, lo que correspondía era que uno se bajara a comprar y que luego manyaran todos juntos dentro de la máquina.
Esto último, no fue ni confirmado ni desmentido desde la empresa, ya que declinaron referirse al tema por tratarse de una investigación en curso.
Según trascendió, G.M.V. llevaba un año trabajando como chofer de la empresa y no cuenta con antecedentes.