La manera en que Juan Andrés Vargas se ganaba antes la vida era cantando improvisados temas en el metro de Valpo. Otras pegas que tuvo: paseador de perros, junior, copero y reponedor en un supermercado.
El asunto es que el músico autodidacta de 24 años quería estar más cerca de su hijo de cuatro, a quien ve los fines de semana, por eso hace cuatro meses se radicó en Santiago y se enfrentó al problema de encontrar pega.
Contó que "conversando con mi papá se me ocurrió una idea que no nació hace mucho, fue sólo hace dos semanas, y fue una idea medio desesperada. Ofrecí mis servicios en 'datos de pega' en Facebook y me bauticé como 'Cachomán', un servidor público dispuesto a hacer con una sonrisa todo tipo de trámites lateros. El asunto tomó mucha fuerza, me ha llamado demasiada gente".
El nombre que eligió deriva de "Cacho", porque el servicio de Juan Andrés le permite a sus clientes hacerle el quite a las agobiantes y aburridas misiones que le quitan horas al día y vida a los años, como diría Arjona.
Para cada servicio "Cachomán" tiene una tarifa que parte en las dos lucas, que cobra por ir a pagar una cuenta. Es pocazo, pero el emprendedor (que se mueve en Transantiago) es vivito, pues aprovecha de llevar varias juntas y así optimiza tiempo y recursos.
"Son precios conscientes. Todo varía según el caso, no es un servicio exclusivo, abarco cualquier sector de la capital, pero la mayoría de los cachos son en el centro", agregó.
LA PEGA MÁS DURA
Tanta viralización tuvo la oferta de los servicios del superhéroe de los trámites que el joven no dio abasto y debió conseguir dos ayudantes que, además, tienen licencia para manejar, porque uno de los cachos más solicitados es llevar el auto a sacar la revisión técnica; un trámite que parte en las 15 lucas. La misma tarifa cuesta encargar las diligencias para conseguir los papeles para comprar una casa.
"También he pensado conseguir gente con buenas referencias para atender cachos de regiones y así satisfacer la demanda de las ciudades más grandes de Chile", contó.
"El servicio más caro que hemos ofrecido hasta ahora no tiene relación con hacer alguna fila, sino que es la limpieza de casas después de fiestas, y es heavy porque quedan muy chanchas. Sale $30.000", confesó.
Juan Andrés está feliz, a pesar de que al final de cada jornada queda más cansado que chimbiroca bonita. "Esto ahora es casi una Pyme, yo sólo quería tener un trabajo que me permitiera ver a mi hijo los fines de semana y así ha sido. Todo lo hago por él", indicó.