Todo Chile la vio en la pantalla chica, con la garganta y los puños apretados de rabia, indignación e impotencia.
Fue la imagen vívida y dramáticamente reiterada de la salud pública ineficiente y el paciente pobre ninguneado.
Durante la tarde del martes, Camila González (22) acudió a un control de rutina, donde le informaron que su bebé de ocho semanas de gestación había muerto. Según ella, le indicaron que debía regresar a su casa y esperar el momento de evacuar naturalmente al feto. Pero con el paso de las horas la frustrada madre se sintió mal y durante la noche acudió al servicio de urgencia de la maternidad, donde, de acuerdo con su versión, le reiteraron que debía volver a su hogar y esperar mirando tele y sin pasarse rollos.
"Me dijeron que hiciera mi vida normal, que corriera, saltara, carreteara, que yo tenía que votar mi guagüita sola y cuando sintiera un sangramiento muy grande, volviera al hospital", relató la mujer, abandonada a los feroces designios de la naturaleza y a los vaivenes de su suerte.
Inició la espera, pero no logró resistir los dolores que atenazaban sus entrañas. Poco antes de las 2 de la madrugada de ayer no esperó más: Llamó al 133 y solicitó la colaboración de Carabineros. Los polis llegaron a su casa en un furgón y la llevaron nuevamente a la maternidad, pero esta vez al borde del colapso.
Fue entonces cuando las fuerzas abandonaron a Camila, quien se desmayó frente al hospital.
Según el parte policial, que fue derivado a la fiscalía local, la paciente quedó "hospitalizada con la finalidad de inducir aborto espontáneo".
"Me siento muy mal, psicológica y físicamente, porque tengo una guagua muerta, aquí dentro, y no me la quieren sacar", expresó la joven madre en la madrugada de ayer ante los medios de comunicación que la acompañaron en su vía crucis.
Consultada por La Cuarta, la dirección del cuestionado establecimiento declinó referirse al caso.
Para mayor conocimiento de la "historia negra" del controvertido centro asistencial, lea, rezando, el recuadro aparte.
LAAAAAARGO HISTORIAL DE CONDORAZOS
Abril de 1993: En el Hospital de Talca le extirparon los genitales a un niño de tres meses, por un error en diagnóstico de sexo ambiguo, pese a que era varón.
Enero de 2001: Cinco bebés prematuros fallecieron intoxicados tras consumir alimentación parenteral contaminada en Neonatología.
Septiembre de 2005: Benjamín y Cristián fueron entregados erróneamente a sus padres. Un año después ambas familias vivieron un verdadero infierno al tener que devolver a las guaguas cambiadas.
Diciembre del 2005: María Carolina Acevedo denunció que su bebé fue decapitado durante el parto.
Abril de 2007: Tomás Recabal murió infectado con la bacteria Serratia. Otros tres prematuros también resultaron contagiados, aunque sobrevivieron.
Octubre de 2008: Una paramédico le inyectó aire a una niña, lo que le ocasionó una embolia.
Abril del 2009: Lilian Martínez (6) murió tras recibir una sobredosis de morfina.
Mayo de 2009: Óscar López Rojas (53) denunció que desde hace 13 años tiene una sonda de metro y medio enrollada en el cráneo.
Julio de 2009: A Jésica Sepúlveda (18) le quemaron su mama derecha con luz infrarroja.
P. Riquelme/M. Vega