Fernando Villar cambió su pega de ingeniero mecánico por la de inventor y adaptó su viejo furgón, que recicla el producto de los restaurantes y las casas, para crear conciencia. El capitán planeta pide más ayuda de las autoridades para replicar la idea.
Como buen ingeniero civil mecánico, Fernando Villar (42) es un hombre curtido en los números, que son fríos y no mienten. "Cuando supe que un litro de aceite quemado contamina 10 mil litros de agua dulce, me di cuenta que algo había que hacer", cuenta para justificar por qué cambió su vida cuadrada por la de una especie de paladín del medio ambiente.
Y el aporte del Feña fue la adaptación de su viejo Kia Vesta del 98, al que lo convirtió en un auto híbrido que funciona tanto con petróleo como con aceite de cocina. Del mismo que usted usa en su casa o que los restaurantes desechan en cantidades industriales.
"En términos simples, lo que hice fue anexar un estanque adicional al auto, cosa que después de purificar el aceite quemado se pueda ocupar como combustible", dice Villar, que va a cumplir cuatro años con su loca idea y hoy cuenta con la colaboración de una red de restaurantes de todo el país.
- ¿Se siente como el doctor de "Volver al Futuro", que hacía andar su auto con basura? Más bien, quiero que lo vieran como una forma de demostrar que se puede reciclar. Por ley, el aceite quemado no se puede botar al desagüe, y ojalá se crearan plantas para generar este combustible, que a todos nos sirve.
Rendidor
Según el genio loco, su Kia rinde como 10 kilómetros por litro con la el mismo líquido que usted fríe las sopaipas, claro que cuando va en subida chupa más que Che Copete. De todos modos, vale la pena el trabajo para crear conciencia en un país que necesita darle un uso a este material que por norma no puede ser lanzado al desagüe, pero que algunos pillines lo desechan a la mala.
"Por ley, no podemos botar el aceite que usamos en nuestros restaurantes", cuenta Mauricio Bustos, dueño de "El Ancla" y quien creyó en el proyecto de Villar.
"A la semana, desechamos cerca de 50 litros de aceite y parte de ellos se lo donamos a Fernando", señala Bustos, quien detalla que este residuo igual es comprado por empresas que fabrican biodiesel y es bien apetecido en el mercado.
Por mientras, el sueño de Villar es que cada comuna tuviera su planta de aceite quemado, pero "para eso falta más apoyo y que las autoridades crean que es posible", cierra el ingeniero.