La misa que tenían preparada los familiares de los 33 titanes para agradecer por el exitoso rescate se vio empañada por una veintena de manifestantes que le exigieron a la compañía San Esteban cancelar los finiquitos adeudados.
Los manifestantes pitearon que la compañía dueña del yacimiento minero se ha olvidado de ellos. Sin embargo, los mineros que llegaron a ejercer sus demandas optaron por respetar la ceremonia y esperar que concluya para continuar la protesta.
El campamento "Esperanza" volvió a ser lo que era 24 horas antes del rescate, un lugar poblado principalmente por periodistas de medios nacionales y extranjeros más las familias de los 33 titanes, que hoy viven aliviadas tras el rescate.
En su llegada al campamento, la esposa de Claudio Yáñez, Cristina Núñez, dijo: "Vengo al infierno de nuevo, pero estamos más relajados y tranquilos. El corazón se me apretaba al llegar acá".
Por su litro, el jefe de los titanes, Luchito Urzúa, viceó que "es bonito estar donde estuvieron nuestros familiares".
En tanto, Pablo Rojas juró estar tranquilo y le pidió a la prensa tiempo para digerir los difíciles momentos por los que pasaron los titanes.
Al ser consultado por el pacto de silencio, Rojas soltó que era efectivo para " no hablar de estos temas hasta cuando creamos que sea el momento".
La misa está a cargo del monseñor de Valparaíso, Gonzalo Duarte.