Bajo su largo hábito y una mirada acogedora de capellán, nadie pensaría que se esconde un capo de las artes marciales que le daría la pelea fácilmente a Van Damme o a Bruce Lee.
Se trata del capellán Vicente Calvo García (72), que se desloma por su rebaño en la Vega Central y en su querida Tirso de Molina.
El religioso escuchó el llamado del Pulento hace 20 años, justo cuando terminaba su paso como instructor en la Armada. Además se quemó las pestañas en la universidad, donde egresó de ingeniero.
"Siempre estuve ligado al deporte y a la religión. Tengo seis maravillosos hijos y estoy casado, es algo que podemos hacer los diáconos a diferencia de los otros religiosos.
Tengo además cuatro hijos de corazón, los que prometí cuidar a unos compadres que ya no están con nosotros", señaló el padre Vicho, como es conocido.
Calvo es cinturón negro Tercer Dan y diácono oficial de la Federación de Judo de Chile, además de senséi de las Fuerzas Armadas de Chile.
Ha realizado cursos de perfeccionamiento en las Fuerzas Armadas de España, Austria y en las federaciones de Argentina y España, donde ha dejado en la lona a sus oponentes.
chao narcos
El también capellán de La Vega no se anda con chicas, ya que cuando llegó a la "feria de Chile" se topó con un oscuro ambiente, donde abundaba la prostitución y el microtráfico de drogas, lo que le costó hasta amenazas de muerte cuando quiso intervenir para erradicarlos.
"Antes en La Vega abundaba el tráfico de drogas y la prostitución, pero con el tiempo los fuimos erradicando. En una ocasión fui amenazado con armas por unos choros del sector que vendían droga, pero les apliqué mis conocimientos en artes marciales y dejaron de molestar.
Nunca más los vi", recuerda este cinturón negro.
El diácono Cuevas, ahora que logró limpiar La Vega, tiene otra preocupación: ayudar a los más necesitados y sacar de la droga y el copete a quienes han caído en desgracia.
"Vivo en Apoquindo, pero mi vida se mueve en Recoleta, con los choros y vivos de ahí. Siempre he tenido una buena relación con los alcaldes de la comuna.
Con mis alumnos de judo salimos a entregar la palabra del Señor y ayudar a quienes más lo necesitan, nunca dejaré botada a mi gente", indicó el capellán.