Un enfurecido machote de barba hirsuta, pelo en pecho, manos de gorila y halitosis nicotinosa, de esos que hoy no se consiguen ni en las tiendas de antigüedades, golpeó a la maleta, con inaudita, cobarde y calculada ferocidad, a su mujer, luego de que ésta lo sorprendió en abierta relación extramarital.
El caso, no habitual en Chile, país donde los machos están saliendo en masa del clóset, azuzados por las teleseries nocturnas de Televisión Nacional, ocurrió en una de las callecitas de la población Pukará, en Los Andes.
Según el parte policial, la víctima A.P.V.G., pilló ejerciendo el viejo arte del adulterio a su pareja A.G.F.P.
La mujer casi descueró a garabatos de grueso calibre al presunto traidor y éste, incapaz de aguantar tanto improperio, giros idiomáticos criollos y palabrotas no aceptadas por la RAE, le respondió que si no cerraba la buchaca, iba a verse en la obligación de sacarle la cresta.
Temiendo que el sujeto cumpliera con la palabra empeñada, la agraviada dueña de casa enfiló rumbo a la Tercera Comisaría de Carabineros, con el sano propósito de estampar una denuncia. Sin embargo, fue seguida por el marido, quien le dio alcance antes de que ingresara al cuartel policial.
Allí, sin ningún respeto por la autoridad, y el sacro edificio verde con el asta pintado de blanco y el pasto recién cortado, el energúmeno fletó a piacere a la fémina, quien recibió una paliza de antología que alcanzó a ser presenciada por la autoridad.
Los polis detuvieron al alumno aventajado del Todo Vale y lo pusieron en las manos del Ministerio Público, acusado de maltrato familiar, agravado con alevosía, y chanca bestial en la vía pública en presencia de funcionario en servicio.
Tras comparecer ante el Tribunal de Garantía, el delirante púgil fue dejado en libertad, pero obligado a abandonar inmediatamente su hogar y a no acercarse a su víctima.
Se desconoce si tras el condorazo el imputado encontró pan, techo amor y abrigo en el chalé de su pendorcha.