Como "algo realmente terrible" calificó el arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, el saldo de 81 muertos que dejó el incendio que afectó esta madrugada a la cárcel de San Miguel.
"Fue un golpe tremendamente inesperado", dijo el religioso, y añadió que "sabíamos que a veces se producen situaciones muy difíciles en las cárceles, pero llegando a 81 muertos es algo realmente terrible. Pensar que estamos pidiendo hace tanto tiempo preocupación por la convivencia en las cárceles".
"Con hacinamiento es imposible la rehabilitación, necesitamos un recinto de rehabilitación, donde puedan crecer en su dignidad humana", concluyó el prelado, quien llegó a la cárcel de San Miguel.
Mientras, en Lo Vásquez el obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte, llamó a los peregrinos a rezar por las víctimas y les pidió un minuto de silencio a los presentes.
"Un día de gran fiesta y de gran alegría, como es la celebración de Lo Vásquez, se ha convertido en un día de gran pena. Lo que pasó en la cárcel (de San Miguel) es una de las tragedias más tremendas que han sucedido en nuestro país. El problema carcelario es una herida en el corazón de Chile", sostuvo Duarte tras la misa.