Casi se agarra con los che y ahora anda uña y mugre

Con 32 años de servicio en el Ejército de Chile, el suboficial José Torres Tapia (49) confesó chocho que lo llena de emoción revivir el bicentenario "Cruce de los Andes", porque en 1978 estuvo a punto de empuñar la metralleta en contra de sus ahora compañeros de aventura che.

La misión actual es rememorar la gesta del prócer de la patria Bernardo O'Higgins junto al general che José de San Martín para derrotar a las fuerzas realistas en 1817.

La Cuarta, la aventurera, acompañó en la montaña, a 3 mil metros de altura, a los soldados, los que se alimentan una vez al día y toman agua del riachuelo que los acompaña en la geografía, y que -obvio- hierven.

Tipín 8 de la mañana, en el paso fronterizo La Llareta, en la provincia de Los Andes, enclavado en un rincón de la cordillera, el suboficial Torres, casado con dos hijos, toma nota de todo lo que aconteció durante la noche anterior con la columna norte del grupo conformado por 35 militares chilenos y 32 argentinos, y que pretenden revivir la gesta bicentenaria.

El suboficial pertenece al Regimiento Reforzado N° 3 "Yungay" y recuerda que en un principio tomó la misión como una pega más, pero pasados unos días le agarró el gusto a la mansa experiencia.

"El Ejército de Los Andes cruzó la cordillera para pelear contra los españoles, nosotros cruzamos la cordillera con los argentinos para seguir manteniendo la paz con ellos", afirmó con voz serena mientras una mula argentina lo transportaba en su lomo.

Torres se siente un hombre viejo, pero se gana el apoyo de los "pelados" que le ayudan en lo que necesite.

Contó que la parte más peluda del trayecto fue un sector del lado che, apodado "El espinacillo del diablo", donde los uniformados pasaron susto por el vértigo de los 4.560 metros de altura.

El "Cruce de los Andes" concluirá el 12 de febrero, frente al monumento de la Batalla de Chacabuco, en memoria de quienes contribuyeron a la independencia de ambos países.

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