El hombre que se fugó de la cárcel para secuestrar y asesinar a la joven madre, ya había sido condenado por matar a una ex polola de 19 años en Quilicura.
El crimen de Teresita Ponce -mujer de 28 años que fue secuestrada por su expareja y cuyo cuerpo fue hallado en el maletero de un vehículo conducido por este hombre- impacta a su familia y cercanos.
Es que si bien la mayoría de su círculo estaba al tanto de la relación que sostuvo la joven con un sujeto privado de libertad, desconocían -hasta esta semana- el motivo por el que cumplía una condena de 12 años.
El aludido -que se quitó la vida tras verse acorralado por personal policial, en el centro de Copiapó-, ya había asesinado a una expolola en febrero de 2012.
Se trata de Sebastián Vásquez Araneda, un reo que ha cumplido 9 años tras las rejas y que, este martes, se escapó de una cárcel de Santiago para secuestrar y quitarle la vida a Teresita.
El primer crimen
En relación al asesinato que lo mantenía en prisión, ocurrió el 19 de febrero de 2012 en la comuna de Quilicura.
En aquella ocasión, atacó con cuchillo a su ex polola de 19 años, a quien apuñaló en 45 ocasiones al interior de su casa.
De acuerdo a los antecedentes de esa investigación, el hombre llegó al domicilio con la intención de ver a la muchacha, pero ella se negó.
Por este motivo y según testigos, Vásquez no se quedó tranquilo con la respuesta, saltó la reja de la casa y entró sorpresivamente por una ventana del segundo piso de la vivienda, donde la joven se encontraba sola.
Fue en este momento que los vecinos se percataron que algo andaba mal, ya que los desgarradores gritos de auxilio de la muchacha terminaron en un silencio total.
“Esto se veía venir. El joven ya la había amenazado antes. El año pasado le enterró un corta cartón en el cuello cuando ella estaba esperando micro cerca de su casa”, relató, por aquel entonces, una vecina de la víctima a La Cuarta.
De hecho, ese primer ataque provocó que la joven presentara denuncias por amenazas y lesiones leves en la Fiscalía Local Centro Norte, la que prohibió que Vásquez se acercara a la joven.
Sin embargo, una vez que expiró esta medida, el sujeto volvió a intimidarla.
El día del crimen, el asesino se entregó a la policía cuando lo sorprendieron en la casa de la joven por los llamados de los vecinos. Finalmente, fue condenado por el delito de homicidio calificado.