Próceres extranjeros del mal fútbol han llegado por montones a nuestra tierra. Por lo mismo, el recuerdo de quienes sí aportaron y nos hicieron vibrar con su calidad se atesora con fuerza. Y ese fue el caso de Marco Antonio Lemes, el popular Caté, quien nos deleitó con su "jogo bonito" en la UC, pero que ayer se apagó para siempre a sus 38 otoños, tras estrellar su bólido contra un camión, falleciendo en el acto.
Su paso por Chile fue fundamental en la historia del crack. Fue en 1996 cuando el brasuca pisó la precordillera, por expresa petición de Fernando Carvallo.
El "Pino" lo hizo enojar más de alguna vez, sobre todo porque le enseñó la disciplina y la marca, ya que lo posicionó como lateral derecho, pese a que durante toda su carrera se ganó las caipiriñas como pepero.
Con los pirulos tocó la estrella el 97, cuando fue la gran figura de Católica en la finalísima del Apertura, donde los franjeados derrotaron a Colo Colo y se proclamaron campeones.
"Caté era un tremendo jugador, era alegre, respetuoso, le hacía bien al grupo", rememoró Nelson Tapia, apesadumbrado por la negra información.
"Cuando yo jugué en Santos de Brasil, él me fue a saludar y conversamos varias veces. Es fuerte lo que pasó. Apenas lo supe, recordé sus locuras por la banda derecha, como esa vez que hizo una pared con el banderín del córner", echó a correr la memoria "Cabeza de Muela".
Pero no sólo la camiseta cuica defendió Caté en Chilito. El 2005, y nuevamente por maña del "Pino" Carvallo, el morocho regresó a nuestras canchas, para defender a Palestino.
"Ahí llegó cambiado. Antes era un desastre, un amante de la noche, pero acá la señora lo tenía cortito. Yo lo pasaba a buscar y a veces lo invitaba a salir, pero no le daban permiso", descaseteó Roberto Bishara, hombre que le recogía el jabón en La Cisterna.
Y tal era la mala fama de Caté, que una vez tuvo que demostrarle con hechos a su pierna que ya estaba convertido al chantaísmo-macabeísmo. "Para un asado la señora no le creía que se iba a portar bien ¡y el negro tuvo que llevar a la hija! Fue la única forma de que le dieran permiso", parló el "Camello", quien pese a las tallas, siente mucho la muerte del brasuca.
"Era una excelente persona y jugando a la pelota era más bueno que la xuxa", lo lloró.
Otro que no se convence con la noticia es uno que lo llevará encima para siempre: el "Caté" Ibarra, heredero del apodo de "Categoría".
"Tengo varias llamadas perdidas, fijo que más de alguno creyó que yo fui el que se murió", cayó en cuenta el hoy cantante.
"Con Caté compartí varias veces, porque nos juntaban para notas de prensa. La última vez que lo vi fue el 2005, estaba cambiado. Me decía que no siguiera el camino que él había tomado, que no cayera en la noche. Estaba súper cristiano, por eso me duele que se haya ido", se lamentó el ex azul.
"Cuando la gente me nombre, inmediatamente lo va a recordar a él, eso es muy bonito", filosofó Manuel Ibarra, el heredero del mote.