Catita Edwards es la flor del campamento Esperanza

En medio de las carpas, las rocas y la aridez del desierto, emerge un oasis femenino que deslumbra y cautiva las miradas de toda la población masculina del campamento Esperanza.

Es Catalina Edwards, la bella morena natural periodista de Mega que ha estado al pie del cañón despachando desde la mina San José.

No hay quien cuando la vea no suelte algún suspiro. Algunos lo confiesan abiertamente, otros lo guardan para pasar piola, pero ella no pasa desapercibida.

Es por eso que el diario pop se sacrificó para hablar con ella y que nos contara cara a cara cómo había vivido todo este tiempo en la mina.

- ¿Cómo está, mijita?

- Con harta pena, la verdad. Todo ha sido muy emocionante, sobre todo al principio. Estuve de jueves a sábado y fue desgastador acá. Pero ahora que sabemos que todos los mineros están bien estoy con más ánimo.

- ¿Cómo lo ha hecho para sobrevivir?

- Estamos en un campamento en carpa, igual que el resto. Subo a las 6 de la mañana y luego bajo a las 22.30, después del noticiario.

- ¿Ha comido bien?

- He estado a puro pan con mantequilla. Igual desde Santiago traje algunas galletitas, jugos en sobre para tomar harta agua y acá hay mandarinas, así que bien. Además traje una bolsa de pan integral.

- O sea vino bien aperadita. ¿Y la gente cómo la ha recibido?

- Bien. Se nota que hay un ánimo distinto al de la semana pasada. Ahora están todos más contentos. Se nota porque a algunos le cambiaron las caras y le volvieron los colores al rostro. He tenido la suerte de compartir con muchos de ellos, tomar tecito con varios como los Ávalos y los Galleguillos.

- Muchos dicen que les ha cambiado la vida estar acá en la mina. ¿A ti te ha pasado algo especial?

- Claro que pasan cosas. Es la noticia más gratificante que me ha tocado dar en mi trabajo. Ha sido muy emocionante, me quebré muchas veces, cosa que nunca me había ocurrido. En el terremoto también estuve pero es diferente. Acá uno se da cuenta que la televisión es un servicio que la gente necesita y acá se ha vivido una emoción muy profunda.

- Acá muchos dicen que usted es como un oasis en el desierto por su belleza.

- ¡No! Cuando me conozcan en persona se darán cuenta que no es tan así.

- Yo la estoy viendo en persona y confirmo que su belleza es monumental.

- Gracias, pero yo creo que quizás es porque acá hay pocas mujeres. Es la escasez de género.

- ¿Usted es lamentablemente casada?

- Felizmente casada. ¿Para quién sería lamentable?

- Para todos sus seguidores, pues…

- No, estoy casada hace casi tres años y muy contenta. Ha sido difícil estar lejos pero trato de comunicarme por lo menos cinco veces al día con mi esposo, sobre todo ahora que lo operaron del tendón de Aquiles.

- Dígale que yo la cuido acá. ¡Muchas gracias!

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