Las ratas y lauchas tenían su propia fiesta al ladito del Colegio Don Enrique Alvear, una de las alternativas educacionales destacadas en Cerro Navia. Ello porque hace más de 10 años sus instalaciones colindaban con un basural clandestino.
El dire del colegio, Pedro Cancino, recuerda que "acá vienen a tirar la basura con camiones en las noches, personas que no son de acá del sector", agregando que "por años los estudiantes de nuestro colegio y los de la escuela municipal María Luisa Bombal han debido caminar entremedio de escombros, desechos e incluso en épocas hasta de ratones, lo que no son condiciones humanas para nadie y dañan de manera significativa todo el esfuerzo que hacemos a diario por entregar una educación de calidad, como se merecen los jóvenes, en un espacio seguro y óptimo para el aprendizaje".
El liceo técnico profesional, con especialidad en administración, es reconocido entre sus alumnos y la comunidad por desarrollar un proyecto educativo de excelencia, por eso na' que ver que los guarenes se instalaran al lado.
Chao, ratas
Tras buscar soluciones durante años, y luego de una gestión conjunta de la Fundación Cerro Navia Joven, a la que pertenece el Colegio Don Enrique Alvear, y el Instituto Nacional del Deporte (IND), que son los dueños del terreno, finalmente se está solucionando el ata'o.
Desde noviembre de 2016 el IND trabaja en un cierre definitivo del perímetro de la propiedad, de manera de restringir el ingreso de vehículos y personas que botan basura. Para el director regional Metropolitano del Instituto Nacional de Deportes, Paulo Canas, "como institución nos hemos preocupado de retirar escombros del recinto por más de dos años y lamentablemente a la semana esto volvía a suceder. Por esta razón, lo que requerimos es el compromiso de los vecinos en ayudarnos a cuidar su entorno. De esta forma contribuiremos a conservar un lugar apropiado mientras se gestiona de manera progresiva la consolidación de este sitio como un recinto deportivo".
Luis Martínez, encargado de formación del colegio, celebra que "necesitábamos este cambio en el entorno porque los mismos estudiantes y los apoderados nos decían que el colegio es muy bueno, pero que sentían que era inseguro pasar por este lugar".
Por su litro, Nelson Manque, jefe de la Unidad Técnico Pedagógica del liceo, concluye que "estamos felices de que ahora nuestro colegio va a ser reconocido únicamente por los logros académicos, sus prácticas y una formación de calidad, entre la gente, y no por el basural que tenía al lado".