Chifli le peló hasta versos a Pablo

Un culebrón más terrorífico que "La mano que mece la cuna" vivió el poeta y conductor de Radio Universo, Pablo Mackenna, cuando cachó que la enfermera que cuidaba a su bebita tenía los dedos con velcro y estaba más rayada que puerta de perrera.

La semana pasada el vate comenzó a buscar una auxiliar que velara por la salud de la pequeña Rosita.

Tras consultar a sus amistades más cercanas por una persona con el currículum idóneo para tan importante labor, hasta su puerta llegó M.P. (53), con caleta de experiencia y especializada en el rubro de los pitufines.

Todo confiado, Mackenna la aceptó en el hogar, pero la cuidadora no esperó ni un día para mostrar sus malas artes, según él.

Los cubiertos de la cocina desaparecían inexplicablemente después del almuerzo. Luego se perdieron los condimentos, algo de ropa de cama y, finalmente, las prendas de su linda y tierna esposa, la actriz Javiera Díaz de Valdés.

La cosa estaba rara y Pablito comenzó a sospechar, aunque sin pruebas, de las mañas de la mujer. Pero tres días después lo confirmó con sus propios ojales.

RAYAS

El domingo pasado, según relató a La Cuarta, la enfermera tenía día libre. Antes de salir se paseó por la casa, pero un detalle llamó la atención de Javiera.

Bajo su camisa la mujer llevaba puesto un vestido rayado igualito a uno que la dueña de casa guardaba con recelo en el clóset.

Pablo la encaró sin temor. "Le revisamos el bolso y tenía puras cosas gourmet, como callampas, curry o cubiertos", recuerda.

Pero lo peor fue cuando el hombrón decidió llamar a la ley para meterla en cana. "Cuando le dije que iba a llamar a los carabineros, ella me gritaba 'pégueme, cachetéeme, patéeme para que se le saque la rabia'". La ondita.

- ¿Y le aforró?

- ¡Qué le iba a pegar! La echamos con viento fresco, pero después que se fue, descubrimos que tenía cuestiones medio turu ruru.

- ¿Los espió?

- Peor que eso. En la tarde fui al baño y no pude tirar la cadena. Cuando saqué la tapa encontré una bolsa llena con nuestra ropa.

- Se llevaba todo...

- Pero eso no es nada. Las poleras, vestidos y calzoncillos que se iba a robar eran todos de rayas horizontales. Estaba chapita, piteada.

-  ¿Por qué no la acusaron a la ley?

- Porque quedé espirituado. Apenas se fue, empecé a averiguar con mis amigos y todos sus ex empleadores habían perdido la mitad de la ropa.Esta señora lleva casi diez años en la misma. Yo la quiero lo más lejos posible de mi vida.

Claudio Sanz S.

COMPARTIR NOTA