Chileno quiere alzar la copa en Mundial de Catadores

Marcelo Pino Piña nació hace 34 años en Pichilemu, es el mayor de siete hermanos, su mamá era dueña de casa y su papá obrero forestal.

Para ser chef, y luego sommelier, el Chelo debió trabajar de chico. A los diez años vendía confites en las playas, a los 18 fue salvavidas, garzón, condujo un colectivo en Rancagua y cuando estudiaba en Santiago repartió pizzas.

Así, con esfuerzo, Pino llegó a ser de los sommeliers más importantes de Chile quien el 2013 en Japón obtuvo el 26° lugar del mundo y el año pasado el segundo de América en un torneo realizado en nuestro país.

Su proyecto de tesis llamado “guía del agua” lo hizo famoso y ahora trabaja en la sexta edición. “Es una ayuda para crear cultura y hacer que la gente tome menos bebida de fantasía y promover el consumo de agua que en Chile anda por los 26 litros al año en comparación a los 120 de bebidas de fantasía”, explicó.

Pino distingue cinco categorías de agua: Purificadas, minerales, importadas, naturales y saborizadas. Además nos contó que incluso hay que tener cuidado con qué tipo de líquido se hacen los hielos.

“Si uno tiene un whisky de alta gama de 40 mil pesos no le va a echar un hielo de agua de la llave con sabor a cloro, siempre es bueno saber de donde viene el hielo, por eso yo hago mis propios hielos con agua mineral o purificada, los dejo ahí y en mi casa saben que nadie los puede tocar, nadie se mete con mis hielos, está prohibido”, contó.

Concurso mundial

El embajador de Viña Casa Silva la próxima semana partirá al concurso mundial de sommeliers que se realizará en Mendoza entre el 15 y el 20 de abril. Ahí competirá con 60 expertos de todo el universo y espera ganar, pero se conforma con quedar entre los veinte primeros.

Para cachar quién es el más bacán los jueces evaluarán aspectos teóricos, catas a ciegas para que descubran lo que chupan, y deberán corregir los errores de algunas cartas pifiadas a propósito.

El currículo de Pino le permitiría trabajar en cualquier parte del mundo, pero sus dos hijos chicos lo anclan a Chile y acá lo regalonean caleta. De todos modos le gustaría tener más garantías para dedicarle más tiempo a prepararse para ser el mejor del mundo.

“Tomás González se dedica 100% a entrenar y yo soy el mejor de Chile y tengo que trabajar, pitutear y entrenar. Eso es muy duro y complicado”, explicó.

En cuanto a mitos que tienen los chilenos sobre el copete, mencionó la importancia que algunos chantas, que se las dan de entendidos, le dan a las piernas del vino. “No están asociadas a la calidad, muchos piensan que sí, pero no. Quizás ellos miran las piernas del vino porque irán mucho a los cafés con piernas pero sólo están asociadas a la viscosidad del vino y al alcohol básicamente. Al igual que el potito de la botella no está asociado a la calidad. Entre más entrado el potito, el vino es mejor, dicen, pero no”.

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