De acuerdo a los polis pepes, el piño era completito y robaba en domicilios y vehículos. Sus integrantes están acusados de cometer estafas en toda la región de Cataluña, aunque más tarde ampliaron su radio de acción a otras ciudades de España, como Madrid, Valencia, Vitoria y Pamplona.
La policía catalana además les achaca un robo en un centro comercial, donde utilizaron explosivos para volar dos cajeros automáticos y después, para dificultar su persecución por parte de la policía, esparcieron por el suelo clavos y prendieron fuego a colchones.
También les atribuye una veintena de hurtos con uso de la fuerza en domicilios, así como numerosas estafas, que cometían tras robar documentos de identidad españoles y tarjetas bancarias, que usaban para sacar dinero en efectivo en bancos.
En los registros se ha incautado un centenar de documentos robados, joyas, relojes y aparatos electrónicos, clavos y pinchos metálicos, cuatro kilos de marihuana y dinero en efectivo manchado de tinta, mecanismo de seguridad que se activa de forma automática en los cajeros cuando los billetes son sustraídos por la fuerza.
Algunos de los 23 detenidos tienen antecedentes judiciales en otros países europeos como Francia, Alemania, Bélgica y Holanda.