Encuesta del Banco Central concluyó, además, que el porcentaje de hogares endeudados disminuyó, pero destinan más plata a pagar calillas.
Once años han pasado desde que el Banco Central realizó la primera Encuesta Financiera de Hogares EFH, década que parece un siglo en el comportamiento económico de los chilenos.
El primer estudio se hizo el 2007, justo en la época de la devastadora crisis "suprime" de Estados Unidos, que a la larga golpeó a todo el planeta y que de alguna forma enseñó a las nuevas generaciones lo importante que es ahorrar y mantener las deudas a raya.
Esto fue precisamente lo que descubrió la EFH, elaboraba por Ipso en el segundo semestre del 2017 y que incluyó familias de todo el país.
Esta encuesta, a diferencia de la publicada por el mismo Banco Central en abril del 2018 y que reveló que el 71% de los hogares chilenos estaba endeudado, no considera sólo a la banca, sino que ingresa al corazón de las familias y considera el total de los gastos de ella, incluyendo las calillas con el negocio de la esquina.
En suma, contempla lo desembolsado en créditos hipotecarios, bancarios, casas comerciales, educacionales, tarjetas y líneas bancarias y créditos informales.
Los resultados finales revelan que "se está ahorrando más y en general observamos que parece haber un cierto aprendizaje -por parte de las familias-, un mayor conocimiento del sistema financiero", indicó el presidente del Banco Central, Mario Marcel, respecto al fenómeno.
Esto, porque en todos los estratos se está ahorrando más y entre el 2014 y 2017 hay un aumento promedio del 10%. Acá destacan los menores de 35 años, es decir, los llamados centenials (nacidos entre 1995 y 2015) y algo de los millennials (entre 1980 y 1994), que aumentaron un 18% las reservas para sus imprevistos entre el 2014 y el 2017.
El 66% de los hogares tiene alguna deuda, cuyo mayor monto lo concentra el crédito hipotecario.
A pesar de que disminuyó en 7 puntos respecto de la medición del 2014, el monto que cada familia destina a pagar deudas aumentó en un hogar mediano del 13 al 29%, o sea, gasta más de sus ingresos en pagar calillas.
Esta última conclusión está impacatada por la deuda en créditos hipotecarios que mantienen los sectores más acomodados.
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