El lunes la reportera gráfica pop, Carolina Reyes, le pidió permiso a Isabel Chiguay (37) para sacar fotos desde el balcón de su casa. La idea era captar las mejores imágenes de la visita de la Presidenta a una vivienda completamente destruida por el terremoto en Quellón.
Cuando Michelle Bachelet iba de vuelta, nuestra compañera le recomendó a Isabel que invitara a La Jefa a su casa, que también había sufrido daños. La vecina le hizo caso y gritó: "¡Presidenta, venga a verme porque también soy una damnificada!". Bachelet la escuchó y partió a cachar qué onda.
Isabel, que es madre soltera y trabaja como guardia de seguridad en una pesquera, sólo había invitado a pasar a la Mandataria y a nuestra fotógrafa. No quería más prensa ni políticos, pero el primero que pasó directamente al baño fue el ministro del Interior, Mario Fernández. También se metieron el ministro de la secre general de la Presidencia, Nicolás Eyzaguirre, y Alberto Undurraga, de Obras Públicas.
A esa altura Isabel ya estaba media choreada. "De las autoridades sólo quería a la Presidenta y se metieron varios. Eso me molestó porque es mi casa y mi vieja me enseñó que ninguna persona tiene el derecho de ponerte el pie encima y que todos somos iguales", nos dijo.
Bachelet: "¿Y usted, qué hace aquí?"
Luego, antes de que La Jefa escuchara los problemas de Isabel, nuestra Presidenta le dijo a Carola Reyes que tomaba fotos desde un rincón: "¿Y usted, qué hace aquí?".
Acto seguido la jefa de prensa de la Presidencia, Haydée Rojas, le preguntó a la fotógrafa: "¿De qué medio eres tú?", con la intención de que se echara el pollo, pero ahí la pobladora metió la cuchara y exclamó: "La dueña de casa soy yo, y yo veo quién entra y sale de mi casa!". Y Carola se quedó.
Mas calmada, ayer Isabel recordó la anécdota y manifestó que "la comitiva de la Presidenta fue prepotente conmigo, porque entraron a mi casa sin permiso y yo, como todas las mujeres chilotas, me hago respetar".
De Michelle Bachelet dijo que fue cercana, amable y que la escuchó con atención, junto con comprometerse a encargar las obras para la contención del cerro que está a punto de aplastar su casa.
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