Según la policía, tres días después del cataclismo la cifra de muertos por el terremoto y posterior tsunami que sacudió al noreste de Japón llegó a 5 mil.
Lo terrible es que la misma policía estima que la cantidad final puede superar los diez mil muertos.
Ayer, sólo en la prefectura de Miyagi los rescatistas hallaron dos mil cadáveres. Otro millar de cuerpos apareció en la península de Ojika, y mil más en la ciudad de Minamisanriku, según informó la agencia de noticias Kyodo.
En esta última comunidad costera, las autoridades no han podido dar con unas nueve mil 500 personas, la mitad de su población.
Algunos medios creen que muchas de las personas consignadas como desaparecidas arrancaron a una ciudad vecina, también en Miyagi.
Unos cien mil militares al mando del operativo de salvamento siguen rastreando la zona en busca de víctimas atrapadas bajo los escombros o arrastradas mar adentro por el tsunami.
Las cuadrillas trabajan con motosierras y picos tratando de desenterrar los cuerpos y hallar sobrevivientes.
Más de 550 mil habitantes fueron evacuados por el desastre que según el primer ministro, Naoto Kan, se convirtió en la mayor crisis de Japón desde la Segunda Guerra Mundial.