¿Se imagina lo que es vivir con un dolor de por vida? Si bien el dolor crónico no tiene una causa aparente, en la mayoría de los casos hay un componente emocional, como el estrés o la depresión, que lo gatilla a nivel cerebral.
Se trata de un dolor que no tiene una solución efectiva, no hay medicamentos que logren eliminarlo de todo. El doctor español Jordi Montero, profesor asociado de Neurología de la U. de Barcelona y con un extenso currículo en el manejo del dolor, apunta a trabajar con las emociones de los pacientes.
Montero señala que "hay muchas formas de mitigar ese dolor. Hay millones de terminales nerviosas en nuestro cuerpo y en nuestro cerebro, las que a veces envían señales erróneas. A diferencia del dolor agudo, el crónico no tiene una causa física, no sabemos que causa estos dolores".
El doctor Montero hace un mea culpa, pues dice que "hasta ahora los médicos decíamos: 'tiene cuento' o 'es histérico', pero gracias a la neurociencia hemos observado que la actividad cerebral de las personas con dolor crónico es idéntica a la que registran quienes tienen dolor agudo".
Para efectos de la teoría del doctor Montero, que plasmó en su libro "Permiso para quejarse", la fuente del dolor son factores emocionales: "Las emociones nos gobiernan, lo más importante de nuestro cerebro. Hay que explicarle al paciente por qué le duele y porque hará que se encuentre mejor. A partir de ahí, hay que ayudarle a cuidar sus emociones con movimientos, fisioterapia y caricias, las que tienen un efecto sobre el dolor. El contacto táctil es necesario en el animal. Si impides que la madre rata acaricie a sus crías, lo que hacen durante horas, las crías mueren".
¿Qué se puede hacer para tratar de aliviar estos dolores? Montero explica que hay que comunicarse con uno mismo, "hay que entenderse, saber de donde proviene el dolor. Aprender a vivir con el y, en lo posible, tener cuidados paliativos".
Cuidados paliativos
Aunque muchos piensan que paliativo es sinónimo de una enfermedad terminal, eso no es así. Se trata de cuidados que buscan mejorar la calidad de vida de los pacientes, ya que su objetivo es evitar síntomas secundarios al dolor crónico como problemas sicológicos, sociales, espirituales y físicos, tanto para el paciente como para su familia.
Lo bueno es que este tipo de cuidados se puede recibir tanto en recintos hospitalarios como en el mismo hogar, siempre bajo la supervisión médica.
El doctor Rodrigo Fernández, jefe de la Unidad de alivio del dolor y cuidados paliativos del Hospital Salvador, explica que bajo la garantía GES, "una vez que el paciente es diagnosticado, entra de inmediato a la unidad de cuidado del dolor en donde estamos atentos, especialmente cuando se desata una crisis".
El tratamiento paliativo con los pacientes incluye a un equipo multidisciplinario, donde el apoyo sicológico es fundamental, todo supervisado por un médico de cabecera. "En el caso del dolor irruptivo, conversamos con el paciente y le explicamos que no se lo vamos a quitar por completo, sino que lo eliminaremos de manera paulatina hasta lograr el menor nivel. No le creamos falsas expectativas", indica el jefe de unidad del Hospital Salvador.
El doctor Javier de Castro, jefe de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz, en Madrid, quien estuvo en nuestro país hace algunos días en el marco del IX Congreso Latinoamericano de Cuidados Paliativos que reunió a especialistas de distintos países, comentó que "muchos creen que hablar de tratamiento paliativo es sinónimo de que la enfermedad va mal y no es así. El paciente debe identificar el dolor desde el principio y normalizarlo como parte de su enfermedad y así buscar una solución".