Aires de sábado: Cirugía mayor y de alta complejidad

Un día cualquiera en pleno óvalo de la ex Penitenciaría, un preso de la Galería 5 -bajo de estatura- se enfrenta a un interno de la Galería 7, alto y robusto. El resto de los internos forma un círculo para que los gendarmes no intervengan. El óvalo es el lugar para "ajustar cuentas". Están a cara descubierta. Ni siquiera quisieron usar la típica capucha para pelear. El más alto lanza una estocada al aire. El más pequeño y -en teoría- más indefenso, saca un verdadero sable de sus ropas y le atraviesa el abdomen. La víctima cae arrodillada al suelo y es el momento de una segunda estocada en el cuello. Todo esto ocurre -en cuestión de segundos- en esta cárcel que fue construida en el año 1843. Así, tal cual.

Otro día en otra cárcel: Una ronda por el patio de castigo y al llegar a la sala de encierro y abrir la puerta, el gendarme cuenta sólo 22 presos. Faltaba uno. Ingresa a un pequeño habitáculo oscuro y maloliente y choca con un cuerpo -bañado en vómitos y excremento- que colgaba del techo. A ninguno de los internos le importó, la vida sigue al interior del penal. Ambos relatos crudos y dolorosos, son absolutamente verídicos. Es la triste realidad.

El récord de días trabajados sin descanso, lo ostenta un gendarme que estuvo 102 días sin parar. Y es muy simple: Si alguien en su grupo de trabajo ha presentado licencia médica o está de vacaciones, el resto, trabaja de corrido. "Es el peor trabajo del mundo" responden, cuando alguien les comienza a preguntar. Entonces algo anda mal, muy mal.

En Chile hay casi 20 mil gendarmes y 15 mil de ellos están en labores operativas de vigilancia. Mientras en las cárceles hay casi 100 mil presos y prácticamente la mitad de ellos están en régimen totalmente cerrado y sin beneficios. ¿Cuál es el sueldo con el cual un gendarme inicia su vida laboral? 400 mil pesos. Y muchos de ellos arriesgan represalias y ataques afuera del penal, porque los presos sí que saben "cobrar". Así que las cosas siguen mal.

Cárceles añejas y altamente peligrosas, inseguridad, largas jornadas de trabajo y mucho más… ¿Alguien no está de acuerdo con que llegó la hora de una cirugía mayor y de alta complejidad? Mejorar las cárceles es impopular. Casi nadie quiere "arreglarle" la vida a un preso. Por mucho que la propia Justicia reconozca que viven en condiciones infrahumanas. ¿Pero si fuese su familiar?.

Y alguien piensa en la otra parte: ¿Y si ese gendarme fuese su familiar?.

A las cárceles de Chile siguen ingresando drogas, armas y celulares ocultos en las partes íntimas de algunas visitas y también -ojo- en manos de uno que otro gendarme. Son funcionarios que la propia institución quiere expulsar porque exponen a sus compañeros al interior del penal. ¿Bloqueos de celulares? ¿Qué pasó? ¿Cuántos "Cuentos del tío" se siguen haciendo desde el interior de las cárceles? ¿Cuántos niños del Sename van a parar a los penales del país?. Apenas un tercio de los internos se quiere capacitar para insertarse alguna vez en la sociedad y los gendarmes siguen mirando -con "ojos largos"- otros modelos de política carcelaria del primer mundo que, al lado nuestro, parecen un lujo, con un gendarme por cada 3 ó 4 presos. Canadá y Francia, están a años luz, al lado nuestro, por ejemplo. ¿Cuánto más hay que esperar? Urgente: Cirugía mayor y de alta complejidad.

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