Claudia Espinoza se hizo famosa hace dos meses por la disputa que tuvo con el alcalde de Independencia, Antonio Garrido (RN), a quien acusa de tratarla de "mariconcito" y negarle el permiso de comerciante ambulante por su condición de transgénero.
El asuntó está en la justicia y por mientras la rubia se gana los porotos como podóloga. Desde chica supo que era una niña en un cuerpo de hombre, y ha debido soportar los inconvenientes de pertenecer a una minoría.
PIOLITA
Claudia se levantó a las 6.30, porque tenía una misión: Por primera vez fue vocal de mesa en el Liceo Gabriela Mistral, en Independencia, y a diferencia de la mayoría, le encantó. Los otros dos vocales que compartieron la jornada con ella al principio se sorprendieron caleta, pero la aceptaron altiro y sin rollos.
Asumió el cargo de secretaria y con un lápiz Bic se instaló en un rincón de la sala del segundo piso.
- ¿Cuántas veces has entregado tu voto?
- Varias. Desde los 18 años cuando me inscribí para aportar con mi voto.
Para la ocasión debió usar la ropa más masculina de su clóset. Zapatos deportivos café claro, un buzo negro con capucha y se hizo un moño con un elástico.
"Si vengo con un vestido, por ejemplo, me molestarían mucho. Por eso traté de andar lo más piola posible", explicó.
- ¿Las tallas son muy pesadas?
- A veces. Siempre se dan las burlas, es normal. Bromas de mal gusto. Es parte de la idiosincracia de los chilenos.
- Eso podría amedrentar a los transgéneros.
- ¡Claro! Yo creo que muchos transgéneros no votan por temor a las tallas.
- ¿Te gustaría votar en una mesa de mujeres?
- A mí en realidad, no. Lo que me gustaría es que no hubiera mesas de hombres ni de mujeres, sino que mixtas. Ahí nos sentiríamos más cómodas.
- ¿Algún drama con los votantes?
- Nada, fueron respetuosos, igual que mis compañeros de mesa, bien agradables.
- ¿Piensas proyectarte en la política?
- Podría ser. He sostenido algunas conversaciones... quizás podría la próxima vez para concejal por la Democracia Cristiana.
Sebastián Foncea M.