Claudia se prende al toque con livianito bife a lo pobre

A la una y media de la tarde no cabía ni una lenteja de perfil en el local "Donde Zacarías". El primero y segundo piso más el subsuelo del restaurante estaban abarrotados de glotones que se zamparon sin culpa los enormes bifes a lo pobre.

"Nos enteramos por el diario y vinimos. Nos encanta este plato", dijo feliz la informática Claudia Lagos mientras una papa frita desaparecía en su boca.

La chiquilla, (en la foto principal) escoltada por dos compañeros de pega, reconoció que al menos una vez a la semana sacan la vuelta devorándose un suculento manjar a lo poblete. "El plato siempre es igual de grande. Yo creo que no se puede comer más que esto", contó sonrojada.

Pero su compipa Cristián Astete contó la firme. "Yo síiiiiiiii, yo puedo comer más".

Claudia y su lote no fueron los únicos en escuchar el llamado de la tripa. Cuando la promoción del bife a lo pobre a $3.290 llevaba recién una hora y media, más de 200 personas ya tenían las guatitas llenas de carne, huevos, papas fritas y cebollita en el local ubicado en Dieciocho con Alameda.

CUENTAS ALEGRES

"Estamos muy contentos con este Día Nacional del Bife a lo Pobre, nuestra distinguida clientela se ha portado un siete. Mucha gente ha venido a probar este delicioso plato criollo de la gastronomía chilena", sostuvo con una sonrisa de oreja a oreja Zacarías Alarcón (de rojo en la foto), organizador del brillo.

Ante tremenda concurrencia, Alarcón agregó al toque: "Yo creo que el próximo año lo vamos a repetir y vamos a estar mejor preparados que ahora para que la cosa salga mucho mejor".

Mario Flores, que aprovechó la hora de colación para regalonear la guatita con los compañeros del laburo, reconoció a La Cuarta que muy pocas veces disfruta de un mega bife, pero aseguró de abdomen que no es por cuidar la línea.

"Puede ser que sea por no engordar, hay que cuidarse de repente un poco, la verdad es que a esta altura uno come no más, hay que pasarlo bien", soltó al final.

CUORE CONTENTO

El diente largo se impuso también en otra treintena de locales de Santiago. El Barrio Brasil, Alameda y Bellavista se llenaron de golosos hambrientos.

En "La Vaquita Sabrosa", de Antonia López de Bello, tuvieron el doble de comensales que en un día normal. "Estuvo súper bueno, vino mucha gente en parejas y en grupo. Empezaron a llegar desde las 12 del día", aseguró Wilson Díaz, trabajador del local.

El decano de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Iberoamericana, Sergio Becerra, también disfrutó de las delicias culinarias criollas y aseguró que este tipo de iniciativas, además de ricas y baratas, son una excelente estrategia.

"Es importante porque implica un impulso a la industria gastronómica nacional, sobre todo ahora que tenemos mucha competencia de comida foránea. Por eso es importante rescatar los platos nuestros, hechos por chilenos para los chilenos", dijo con el plato limpiecito.

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