Claudio Bravo se puso de pie gracias a la familia y el ''tuiter''

Después de la tormenta, siempre sale el sol, y eso lo cacha hasta Iván Torres. Por lo mismo, la despedida de la Roja de California ayer fue entre puros aplausos, risas, jugadores contentos y fotos felices. Nada que ver con los días negros, donde caían los palos y el equipo veía enemigos disfrazados por todas partes.

Eso tiene un 7-0. Después de semejante paliza, todos son buenos. Y Claudio Bravo lo supo en carne propia. Al capitán ayer lo despertó temprano el llamado de su Carlita y al otro lado del teléfono el primero en saludarlo por el día del papi fue Mateo, el único varón de la familia chancletera y que sueña con ponerse los guantes también. Fue lo mejor para iniciar otra aventura en la que, al parecer, ahora nadie lo encuentra penca.

Bravo lo pasó mal, pero se la comió callado. Es cierto que le tuvieron que hacer un video con sus mejores volás para animarlo, pero lo que más lo mantuvo en pie fue su familia. Y claro, el apoyo de los “sin cara” que lo respaldaron en la hoguera.

“Es lindo ver mensajes de gente que uno no conoce a través de las redes sociales. Quiero agradecer esos mensajes, fue súper valorable”, rompió el silencio el jineteado, que más que estar sentido por los memes y el festival de chaqueteo en su contra, agregó que “no sé si me molesta o no lo que se dice... lo malo es cuando se habla de cosas que no son”.

A pesar que podía haber manoteado la cabeza de más de un gil que lo daba por jubilado, el golero del Barcelona mantuvo las patas en la tierra para lo que viene. Y después de ser uno de los que más gritó en la celebración íntima del plantel, donde Gary también se robó la película con tallas y bailes, el capitán mandó un mensaje a los que se habían bajado del carro de la victoria tras el debut.

“Tanta crítica hace mal, creo que somos un país que no está acostumbrado al éxito”, dijo con la misma claridad que tuvo al asegurar que la Roja no ha perdido el hambre de comerse la gloria. “No piensen que este es el peak, porque es volver a retroceder. Quizás un 7-0 llama la atención, pero  viendo lo que somos capaces de hacer, como enfrentar de igual a igual a Alemania o hace dos años ganarle a la campeona del mundo en el Maracaná, no entiendo por qué no podíamos hacer lo mismo con México”, tiró.

Por lo mismo, Bravo ayer fue el dueño de los mayores aplausos al interior del grupo antes de viajar a Chicago, donde el miércoles frente a Colombia el equipo se juró dar otro zarpazo para llegar a la final. Y nadie se hace el gil, pues saben que Argentina será otra vez la última barricada antes de la gloria. Con respeto para Estados Unidos, eso sí.

Pero como todos se limpian el popó antes de sentarse en el trono, el “1” cerró con un mensaje de calma, choros. “Nos damos cuenta cuando las cosas no van bien, pero también sabemos que la película puede cambiar. Uno se pela la piel por llevar alegrías a la gente”, dijo con palabra de capitán.

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