La muerte de la princesa guerrera e ícono de la lucha libre femenina, Chyna, dejó más viudos que la partida de Marcelo Bielsa de la banca de la Roja.
Y no solo por que su humanidad, que daba y no consejos, se apagó tan solo a los 45 años. La mayor tristeza entre los fans es que el simbolo sexual de la WWE en los 90 (en ese entonces WWF) se fue más sola que Sergio Jadue pa'l día del amigo.
En la última edición de Wrestlemania, versión 32 que dejó la cola en Dallas, hubo ene homenajes en el "Hall of Fame 2016". Durante eternas cuatro horas, donde me tuve que volver a dibujar la rayita del quetejedi, mostraron imágenes de todas las luchadoras de la historia y hasta le dieron como bombo en fiesta al cinturón femenino de la lucha libre profesional. Pero en ningún lado apareció ni siquiera el nombre de Chyna.
¡Si hasta homenajeron a Jacqueline, una luchadora promedio de los años 80! ¡Y no la conoce ni Santa Isabel! Pero a la principal musa de las fantasías masturbatorias adolescentes de los actuales sub 40 solo la olvidaron, como si nunca hubiese existido.
Puede ser por su aparición en Playboy, la adicción a drogas y alcohol o incluso por su incursión en el mundo del porno, pero los tiempos de gloria de la "Novena Maravilla del Mundo" se borraron con el codo.
Los únicos fieles que la recordaban en cada momento en el "Axxess", el evento donde los fans pagan hasta 150 lucas pa' sacarse selfies o conocer a las superestrellas de la lucha, eran sus viudos. Todos pasados los 30 años y con más guata que pony parado. Puros agradecidos de la única luchadora invicta de la historia que siempre los tuvo en la "friendzone" y que se ganó el grito de "Chaaaaaayyyyynaaaa.... Chaaaaayyyyynaaaaa" en cada fila de espera por cuatro jornadas de sol a sol.