Confesiones de una separada: Un mundo por explorar

Esto de volver a la vida y a la buena mesa, después de tres meses de vegana y otros tres de vegetariana, tiene su lado B. Ya lo sabía. Los kilos que se habían esfumado con ese plan alimenticio hitleriano, volverían; pero nunca pensé que tan, pero tan, pronto.

A una semana de retomar las costumbres, las buenas y las no tanto, mis caderitas empezaron a engrosar y mi guata creció, no como si me hubiera comido un melón, pero lo suficiente para que el "rollito", ese que nunca me abandona -me quiere demasiado-, volviera en gloria y majestad. Es que por más que lo echo, siempre vuelve; como los millennials que se resisten a pagar un arriendo.

Aunque conozco a un par -me reservaré sus nombres-, que ya sobrepasan los 50 años y que nunca han pagado ni la luz ni el agua, menos comprado un kilo de arroz... total, mamá provee.

A mí, que me provean de un mino, que la luz y el agua las pago solita. Después de meses de reflexión vegana, volví a la caza. Mi manicurista, mi querida Lily, una maestra que se ha recorrido todas las páginas habidas y por haber de citas, me recomendó una, la misma que me había dado mi sicóloga tres meses atrás; pero a ella la deje de querer, hace dos semanas decidió olvidarse de mí, de mis problemas mentales y del alma, para emigrar a Los Ángeles, Chile.

Pero, mientras para la Lily se trata de buscar a alguien para "comérselo con zapatos", para la traidora es encontrar a un alguien que se haga cargo de mi existencia, por eso cada sesión la terminaba diciendo: "ya aparecerá alguien que te dé cariño", pero para abrazos me quedó con los de mis hijos, que los hombres son un mundo difícil de descifrar y, por ahora, no quiero aprender a usar la "Piedra de Rosetta".

Invertí en la página, porque es pagada -no tiene versión free-, pero hay que darse el tiempo para rellenar tooooodos los ítems, porque te pregunta desde cuánto mides, la edad, si aceptarías tener niños de una pareja viviendo contigo, tu educación o si fumas hasta que describas cuál es tu día ideal y me quedo corta. Hay que ser honesta, porque el sistema te filtra según lo que has puesto y te va sugiriendo.

Primero me las di de outdoor, pero piola, onda trekking, picnic... Error!! Viejos ultradeportistas, esa obsesión que tienen los cincuentañeros por los extremos, o están arriba -en las cumbres- o abajo -en el océano profundo. Volví a cambiar mi perfil, puse grados académicos. ¿Resultado? Puros nerds y freaky. Tercer cambio, puse que no me importaba la educación. Nuevamente, había metido las patas, me propusieron desde taxistas, administradores de empresa, abogados, científicos... Vuelta, me dije este es mi cuarto y último intento, me describí tal cual: "Extrovertida, sociable, divertida, dispersa". ¿Tiempo libre? "A veces no hacer nada, abrir un ojo a las 12 y tirarme en el sillón a ver Netflix". Dos días después tenía más de 40 sonrisas... todo un mundo por explorar. Ahora sí que me siento popular.

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