Obras y faenas actualizaron sus medidas sanitarias con un protocolo elaborado por la Cámara Chilena de la Construcción y están listas para reactivar una de las industrias que genera más empleo en el país.
La expansión del coronavirus por nuestro territorio tuvo un efecto directo en la vida de miles de trabajadores y trabajadoras de la construcción.
Según datos oficiales, 438 proyectos habitacionales se mantienen paralizados por encontrarse en comunas en cuarentena. En tanto, otros 417 se encuentran ubicados en comunas en transición, con lo cual 401 mil trabajadores han visto afectada su fuente laboral.
José Cárcamo (57) ha trabajado 30 años en el rubro de la construcción y asegura que nunca en su vida vio una crisis tan fuerte en la industria. Los últimos cuatros meses los vivió encerrado junto a su mujer en un departamento en Lo Barnechea. No podía trabajar, pero asegura que nunca dejó de recibir ingresos.
Sin embargo, el momento más crítico lo vivió cuando contrajo el virus y debió hacer reposo por 25 días. A pesar de todo, asegura ser un "afortunado" en comparación con otros colegas que perdieron la pega y que sus ingresos dependen ahora de los bonos estatales.
Sin embargo, la realidad de José de a poco comienza a cambiar. La reactivación de una obra de dos edificios residenciales en Lo Barnechea (comuna que se mantiene en fase de Transición) lo devolvió al sitio donde se siente más cómodo. Con herramientas en mano y con el sonido de maquinaria de fondo, después de 160 días volvió a la pega.
"La incertidumbre es lo peor de estar sin trabajar. No sabíamos si la empresa nos iba a despedir y eso inquieta a cualquiera. Además, ya me sentía ansioso por volver. Estoy acostumbrado a estar siempre en movimiento, por lo que el regreso a la obra es positivo, pero debemos ser responsables y cuidarnos con medidas sanitarias como distanciamiento social y sanitización de herramientas", comenta don José.
Protocolos
El regreso al trabajo se ha desarrollado bajo el estricto protocolo sanitario elaborado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) (ver nota aparte), al que se adhirieron 1.157 empresas, lo que equivale a 221.678 trabajadores, y que establece una serie recomendaciones para evitar contagios al interior de las obras.
Desde la CChC cuentan que las medidas de seguridad han permitido tener una muy baja tasa de contagio, equivalente a tres personas por cada 1.000, "lo que refleja el compromiso de todos los constructores por ser parte de la solución en una situación tan compleja como la pandemia".
"Asumimos el desafío de aprender a relacionarnos en este nuevo ambiente, en esta nueva realidad. Con distanciamiento social, medidas de higiene, cambio de equipamientos y así cumplir con las buenas prácticas y con las medidas sanitarias. Hemos avanzado mucho, con obras que siguieron trabajando, como las de infraestructura pública o en la minería, y los indicadores sanitarios en ese tipo de obras es muy bajo. Eso demuestra que en las obras de construcción, en la medida que se aplique el protocolo sanitario, habrá un control del contagio", comentó Patricio Donoso, presidente de la CChC.
Tanto José Cárcamo, como Patricio Donoso, reconocen que las estrictas medidas sanitarias, más el autocuidado de los trabajadores y la responsabilidad empresarial, son fundamentales para echar a andar una de las industrias que genera más empleo en nuestro país.
"Hemos presionado bastante para que se cumplan las medidas de seguridad, porque cualquier paso en falso puede generar que compañeros se enfermen o pérdidas de vidas. En las obras que se han mantenido activas, se han respetado muy bien los protocolos. El cambio cultural en la construcción en materia de seguridad viene hace tiempo y esto ayudó a tomar conciencia rápido entre los trabajadores: una por la salud y seguridad de todos y dos porque si se elevan los contagios, la obra se paraliza y eso significa despidos o suspensión de contratos", sostuvo Jorge Hernández, presidente del sindicato de Trabajadores de la Construcción y Montaje.