La empresa decidió poner fin a sus operaciones debido a una pérdida y deuda millonaria, sumándose a la larga lista de compañías del sector que han cerrado sus operaciones.
La constructora Queylen, con más de 43 años de experiencia en el mercado local, solicitó su liquidación voluntaria debido a una pérdida de $7.037 millones y una deuda total de $44.090 millones.
La empresa, que solía tener más de mil empleados, se dedicaba a la construcción de viviendas, proyectos industriales y edificios comerciales e institucionales.
Según plantea el Diario Financiero, las dificultades económicas de la constructora se agravaron a raíz del estallido social y la pandemia, lo que llevó a la empresa a poner fin a sus operaciones.
En esa línea, los socios de Queylen, Pedro Pablo Pizarro y Andrés Rosselot, expresaron su agotamiento, pero también su satisfacción por haber intentado seguir adelante “cuando las puertas se cerraban”
La industria de la construcción ha enfrentado la quiebra de cientos de compañías en los últimos años. Entre estas se encuentran las empresas Proyekta, Las Magdalenas y Brotec. Estas se sumaron a su vez a la comentada quiebra de Claro, Vicuña, Valenzuela (CVV).
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