En tiempos donde se estila realizarlo todo por redes sociales, correos electrónicos y cada vez menos cara a cara, uno de los padecimientos más terribles es el "pánico escénico", el que está directamente ligado a la reducción comunicacional, que impide que la persona se exprese de manera correcta, a pesar de que pueda manejar muy bien ciertos temas.
[caption id="attachment_247956" align="alignright" width="341"]
"La primera vez que me subí a un escenario sentí que me quitaban la piel y el escalofrío era terrible. Cada escenario es muy distinto. El de la Quinta Vergara es poderoso, pero nunca hay que confiarse en los normales. La presión del público y los nervios son algo que están siempre. Considero que no hay una clave para vencer el miedo al escenario, más bien se siente bien el cosquilleo en el estómago. Mi consejo a los muchachos sería ese, que le sumen eso a sus experiencias", Mauricio Medina, el "Indio", ex "Dinamita Show"[/caption]
Y a eso estarán expuestos los comediantes que, desde esta noche, se enfrentarán al "Monstruo" de Viña, nervio que debe tener con dolor de guata a los debutantes (Sergio Freire, Alison Mandel, Jenny Cavallo y Alejandra Azcárate), y que no deja de ser un tema tampoco para los más avezados, como los ya probados Stefan Kramer y Bombo Fica.
¿Cómo se manifiesta? Según la teoría de Renny Yagosesky, escritor y orientador de la conducta, el "Miedo Escénico" es la respuesta psicofísica del organismo, generalmente intensa, que surge como consecuencia de pensamientos anticipatorios catastróficos sobre la situación real o imaginaria de hablar en público.
No obstante, esta definición es incompleta, pues el miedo escénico es habitual entre individuos que tienen que actuar ante una audiencia, aunque no pronuncien una palabra, músicos, bailarines, deportistas, etcétera. Esta respuesta, incluye manifestaciones de estrés, timidez y ansiedad, como preocupación, tensión corporal, inhibición, ineficacia funcional y otras formas de alteración de la normalidad en lo fisiológico, lo cognitivo y lo conductual.
Cuando las piernas tiemblan
Existen distintos niveles de pánico escénico, uno de ellos es el nivel fisiológico, que se define como de la alteración del ritmo cardíaco, sudoración, malestar estomacal, rubor facial y la sensación de cierre de la faringe. Por otro lado, tenemos el nivel cognitivo, donde se produce la confusión mental, temores al fracaso y autoexigencia. Finalmente, en el nivel conductual, asoman comportamientos automáticos, que requieren el uso de drogas para calmar y escaparse de las situaciones.
Los profesionales más afectados son los artistas o las personas relacionadas con los medios de comunicación, y no hay un solo factor desencadenante. Este tipo de ansiedad puede aparecer en cualquier momento y por motivos muy diferentes, incluso en carreras de éxito y totalmente consolidadas.
Pasa en la "vida real". Óscar Lagos es estudiante de Ingeniería en Mantenimiento Industrial. Es un buen alumno, pero tiene un talón de Aquiles que siempre lo manda a tierra.
"Cuando estoy frente a las personas y debo exponer, se me nubla toda la vista, no sé qué decir, todo lo que dices para ti, es como si lo estuvieras diciendo mal... me dan ganas de vomitar y tirito, y no me puedo mantener en pie", relata algo que es muy común, pero que si se trabaja, se puede revertir o aminorar.
¿Miedo a triunfar?
Francisco Flores, Psicólogo y director de la fundación Mente Sana
El llamado "pánico escénico" tiene variados síntomas e intensidades. Fisiológicos: taquicardia, temblores, mareos, tensión, dolor de cabeza, malestar estomacal, rubor, urgencia urinaria, escalofríos; cognitivos: pensamientos negativos, bloqueo mental o en blanco, hipervigilancia e hiperatención hacía uno mismo, dificultad de concentración, olvidos, y conductuales: salir corriendo, paralizarse, evitar situaciones, tartamudeo, hablar muy bajo o más rápido de lo normal, balbucear, etcétera. Solemos asociarlo comúnmente con el temor a fracasar. Sin embargo, esta puede ser una respuesta justamente a su contrario: miedo a triunfar.
¿Cómo enfrentar esta situación? Lo principal es no tenderse la trampa y sorprenderse cuando se cae. El estrés debe ser creador, estímulo para disponer de mejor forma de nuestras capacidades. Superar el mandato e imperativo del éxito a toda costa. Se debe confrontar estas tiránicas voces interiores a veces, con nuestro propio deseo y voz auténtica.
Para esto, lo más indicado es tener a veces un partner crítico, sincero o real (otros públicos previos) para ensayar nuestras puestas en escenas, hasta lograr la confianza en lo que queremos decir. Para eso, el control total -aparte de ilusorio- no es real: no es necesario conocer el plano de una casa para no chocar con las paredes.