Los adolescentes son caperuzos en usar todos los recursos que el ciberespacio les brinda, pues hacen las tareas, chatean, organizan su vida social o se divierten mirando videos.
Sin embargo, los que las ven negras con todo este asunto son los papis, que con suerte cachan cómo se prende el computador. Y ahí empiezan los atados, porque los lolos pueden ser manipulados por gente inescrupulosa, ser objeto de agresiones por parte de sus pares o acceder a contenidos inadecuados para su edad.
Por esta razón, el Observatorio de Comunicaciones Digitales y la Muni de Maipú, se pusieron las alcalinas con el Seminario "Padres e Hijos en la Web", realizado ayer, y que acercó el cibermundo a quienes no están familiarizados con sus contenidos.
Uno de los expositores fue Nicolás Copano, el que a sus 21 pepas tiene clarito el rollo de las comunidades juveniles en Internet, que "cambió los hábitos de una generación".
El Nico fue enfático al decir que pese a que los chicocos son más vivos a la hora de peinarse con las tecnologías, son los adultos quienes rayan la cancha y es su pega propiciar las instancias de diálogo para fortalecer los lazos familiares con sus peques.