A pesar de no parecerse ni en la parte lateral del lóbulo de la oreja derecha, Manuel Orellana (45) es conocido en todo Nancagua (localidad de la Sexta Región) como el Leo Caprile del pueblo.
Manolito se creyó tanto el cuento de ser el personaje de la TV, que puso una fuente de soda llamada “Leo Caprile”, donde todos llegan a zamparse los mansos completos.¡Ñam ñam!
Por lo mismo, varios tuiteros le empezaron a escribir al verdadero caporal de la tele y de la radio, diciéndole que estaban pochitos en su local.
Al no cachar qué onda, el locutor más escuchado de Chile, abrió las pepas y puso el grito en el cielo. Si hasta al abogado de la farándula, Aldo Duque, le pidió ayuda pa’ solucionar la tontera.
“¿Qué pasa si un cristiano se intoxica supuestamente en mi local?”, lanzó el ex animador de “¿Cuánto Vale el Show?”.
Tanto le complicó la gracia del nancagüino, que su señora ya quiere cortar la torta con las ganancias del negocio.
“Mi mujer me está reclamando el 50% de las utilidades”, bromeó el mandoneado.
A pesar de utilizar su nombre, Caprile solo quiere que se aclare que el palacio del hot dog no es de su propiedad. “Él tiene que pedir permiso, dar una explicación. O al menos que haga un letrero con luces de neón, algo más elegante y bonito”, contó el locutor.
Pa’ hacerla más corta, el hombrón se lo tomó todo casi en serio, y pide que Manolito se raje al menos con unos tocomples para él y su patota de amigos. “Estoy a dieta, pero me contaron que los sánguches estaban espectaculares y a un precio más que razonable”, tiró.
HISTORIA
Hace varios años atrás, cuando Manuel Orellana trabajaba en Santiago y lucía su cabellera al viento, a su tía se le ocurrió que se cortara el pelo como Leíto Caprile.
De ahí en adelante su vida brilló, y confiesa que desde que se cambió el nombre, el éxito le comenzó a sonreír.
“Es difícil de explicar, pero me dio la mansa suerte pa’ todos mis negocios. Me encantaría conocerlo”, parló.
El locatario tiene una panadería, un local de comida y máquinas tragamonedas en la esquina de Arturo Prat con Diego de Almagro, en Nancagua.
Orellana se postuló a concejal por su comuna, pero nadie cachaba su nombre, ya que es solamente conocido por el apodo. Obviamente no salió.
El señor de los completos remata diciendo que no se parece en nada a su ídolo. “Todo es por mi tía, si yo encuentro que no me parezco mucho al capo”, lanzó.