En el corazón de las personas no solamente hay espacio para ayudar a niños, enfermos o abuelitos. Porque tan importante como preocuparse por los humanos es hacerlo por los animalitos. Esos que no tienen quién se la juegue por ellos.
Por eso, la historia de Carla Correa es para reflexionar. Sí, pues, ya que con 24 años se ha ganado el cariño de sus queridos animales.
Desde pequeña su pasión por las mascotas fue más grande. No soportó ver el maltrato de muchos de ellos y así conoció a Wilfredo, un cerdito de Freirina, y a Pancha, una potranca que huyó cuando iba a ser faenada.
Han pasado cuatro años desde su inicio. Hoy el Santuario de la Tía Clafira tiene más de 150 animales, todos rescatados. Por lo mismo, tanto ella como sus regalones disfrutan de la segunda oportunidad que tienen.
Carla Correa partió rescatando a los 3 años
"Según me cuentan, y yo algo recuerdo, mi primer perrito rescatado fue cuando tenía tres años, lo recogí cerca de la casa donde vivía", cuenta Carla, para dejar clarito que la vocación le pegó desde que era una pitufina.
El santuario de animales queda en Limache y es el único de Chile que tiene puertas abiertas. El día de apertura se realizan recorridos guiados, donde los asistentes pueden interactuar con los animales y conocer su forma de vida.
Gracias al aporte de Leonardo Farkas se logró comprar el terreno para las nuevas instalaciones, pero ahorros y aportes de algunos animalistas permiten mantener a los residentes del santuario.
Ejemplo de vida para muchos con la noble causa de ayudar a los sin voz. Porque más allá de la solidaridad que demuestran quienes trabajan ahí, es un proyecto de vida que busca educar y crear conciencia sobre la tenencia responsable de los animales.