¡Corre, CTM! La Maratón de Santiago en los pies del diario pop

Como toda primera vez estaba nervioso. Anoche dormí maoma no más.

Y por tratarse de una ocasión especial había que llegar como correspondía. Con las uñas cortitas y limpias, bien bañado y perfumado. Un trapito en las tillas. Un desayuno livianito pa' terminar con propulsión debido al nervio. Y estaba lizteilor para debutar en la Maratón de Santiago 2015. Eran las 6.20 de la madrugada. La hora en que muchos recién terminan el carrete o pasan la caña. Y yo con "chores".

Claro, no iba a correr los 42 mil metros. Nica. Ni en broma. Con esta guata ni soñando. Pero sí pa' los 10K. Esa sí que me la puedo.

En la previa me olvidé de las chelas y una que otra piscola que siempre puede salir por ahí. Hasta traté de cuidarme no comiendo tonteras.

Salí del diario y pasadas las 7.30 el metro estaba apoderado de una marea verde. La misma en la que me metí cuando salí en las estación Universidad de Chile. Hay que decirlo, los lentes de sol fueron un gran aliado a la hora de comenzar a caminar y luego a correr detrás de chiquillas generosas que se nota que entrenan sus cuerpecitos día a día en el gym o en la calle trotando.

A las 8.40 ya estábamos trotando por las calles de Chago. Decidí disfrutar, no preocuparme de si estaba cansado o de los tiempos. Y claro que lo hice. Además de las chiquillas lindas que a veces obligaban a acelerar para no perderlas de vista -una tremenda inspiración- me topé con carabineros que hacían sonar las sirenas de sus autos pa' saludarnos, fanáticos con carteles que nos invitaban a seguir a Don Jecho, papás con cara de amargo y de "me mandaron a sacar al cabro chico a sapear", señoras sacando fotos, niñas alentando a sus mamás cuando pasaban, el olor terrible a pescado pasado afuera del Mercado Central, un par de curagüillas echando la talla fuera de la piojera, quiltros roñosos que trataron de mascarme los perniles en el Parque Forestal. Pero clave fue un caballero mayor que yo, seguramente de unos 60 años, que pasó por mi lado, me tocó el hombro y me dijo ¡Corre, CTM!. Obligado. No podía quedar mal con el mismo hashtag que pusimo tempranito en www.lacuarta.com.

Debo reconocerlo, a los 5 ya iba con la lengua afuera, pero un vasito con agua me dio un segundo aire. Los últimos dos kilómetros me costaron, pero al ver la meta me sentía feliz. Pensé en que hace más de un año dejé de fumar. En que he tratado de mejorar, en la medida de lo posible, mi alimentación. Y en que hace dos años, era un sedentario, algo que he ido cambiando entrenando al menos tres veces por semana. Soy otro. Pensaba en ese otro "yo" que quedó atrás justo cuando crucé la meta. Me demoré una hora y dos minutos, el doble de los ganadores. No importa. Lo hice. Cumplí. Y por la cresta que fue motivante ese "CorreCTM!". Si no, no la hago.

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