El trabajo que Claudio Borghi quiere realizar en la Roja es lo más parecido al entrenamiento que la NASA le da a sus astronautas, con la última chupada del mate en equipamiento tecnológico, tanto a nivel de análisis táctico como para medir y dejar a los cabros más bacanes que Terminator.
El último chichecito que tiene calentones al Bichi y al PF Hernán Torres, es un Pollómetro que analiza la saliva y que podría determinar, por ejemplo, cuántos glóbulos tintos tiene Mauricio Pinilla; cuál suplemento alimenticio necesita Marco Estrada; si el Mati es hijo de Don Francis; los litros de agua mineral que ingirió o perdió la noche anterior; si Alexis bailó con una morena o una rubia, y si ésta usaba o no un mohicano; o si hizo justicia por mano propia, en el gimnasio levantando pesas o comiendo pizza.
Salimetrics Oral Swab (SOS) se llama el sistema que quiere adquirir el cuerpo técnico de la Roja. Y es tan simple como un algodón tubular que el jugador debe chupar entre 1 y 5 minutos -dependiendo de si sus glándulas parótidas son jugosas- para luego meterlo en un tubo, rotularlo con los datos del espécimen y, finalmente, metido en una centrífuga especial, separará los líquidos medibles.
La muestra, ahora aislada, es sometida a una cromatografía líquida de alta eficiencia, obvio. O sea, meten el plumífero en una maquinita que analiza los componentes químicos, gracias a un software, lo que permite cachar desde los niveles de estrés del jugador, las falencias nutritivas o las proteínas que necesita, hasta predecir la tendencia a lesionarse, por lo que es más fácil adecuar las cargas de trabajo de manera individualizada.
El cuerpo técnico del Bicho debe avivarse, pues si llaman en la próxima media hora, se lleva de regalo el libro de nefrología del Doc Orozco...
¿Y DE DÓNDE SE SACA EL MONEY, AH?
Las pretensiones del cuerpo técnico de la Roja no son un capricho, pero salen más caras que invitar a chupar a Charly García.
El kit de Salimetrics básico, es decir los tubos, rotuladores y algodones, vale unos miserables 128 dólares y con uno se alcanza a hacer unas 4 mediciones. Pero la gracia es tener la maquinita que mide los componentes de la saliva y el software que los analiza, es decir, el cromatógrafo de alta eficiencia, y que en este caso supera los 60 palos.
Esta inversión se vendría a sumar a los 37 millones de pesos que le costaría a la ANFP comprar el sistema de entrenamiento digital, Prozone Sports, lo que sería financiado gracias a la poda en viajes y amistosos pactado entre Pinto Durán y Quilín.
"SIN TECNOLOGÍA, DAMOS VENTAJA"
Hernán Torres tiene muy claro que el futuro del deporte se acerca cada vez más a esas películas de ciencia ficción, en que los seres humanos superan sus límites en laboratorios y les enchufan más cables que a un arbolito de Pascua.
"En algún momento no van a bastar los masajes o las tinas de agua caliente y fría. Sin aplicar tecnología de última generación, damos mucha ventaja", sostuvo Torres al defender el uso de técnicas innovadoras para dejar la carrocería de los jugadores como auto deportivo, incluyendo el milenario "Pin Xiao" o acupuntura.
El preparador Justo Farrán quedó loquete al cachar la facilidad con la que se podrían obtener resultados con el Pollómetro, porque "yo siempre he considerado los aspectos que tienen que ver con la recuperación física, ya que a veces la mente piensa algo, pero la respuesta del cuerpo no coincide. Esto puede ser solucionado de manera previa, si se cuenta con la información detallada de las condiciones biofisiológicas del jugador y así preparar ejercicios o dietas más efectivas", señaló el profe.