Cristina Fuentes, la abuela que rompió esquemas

Ayer nos dejó "la abuelita de Tunick" y sus restos están siendo velados en su amada población Cañada Norte.

El 30 de junio del 2002 cambió para siempre la vida de María Cristina Fuentes Quiñones.

Una cámara de TVN la captó saliendo del desnudo masivo de 4.000 chilenos que retrató el fotógrafo estadounidense Spencer Tunick y, desde entonces, la llamaron "la abuelita de Tunick".

"Fue estupendo, mijito. Me queda tan poco tiempo, tengo 72 años, voy a cumplir 73, y quiero ser libre y hacer lo que yo quiera", declaró ese día.

Lo que muy pocos sabían es que esta mujer que nació en Arica en 1929 asistió a la cita con el desnudo con un objetivo claro: sanar las heridas que le dejó el pasado.

"Fui para demostrarles que me tuvieron muy aplastada, nunca como a la gente que perdió a sus seres queridos, pero me levanté y fue como decirles: ¡aquí estoy!", declaró tiempo después.

Doña Cristina fue parte del grupo de compatriotas detenidos en el gobierno militar, lo que le dejó secuelas físicas y sicológicas. Pero después de un año y medio detenida, sin juicio de por medio, logró reencontrarse con su familia y viajó a Santiago, donde se estableció en su querida población Cañada Norte (Lo Prado).

Allí crió a sus dos hijos, Juan y Aurora, disfrutó del amor de sus nietos (3) y regaloneó con sus bisnietos (2). Pero también dejó una huella imborrable entre los jóvenes que salían a protestar contra el régimen de Pinochet, pues su profesión (era enfermera) la puso al servicio de la resistencia.

Además, participó activamente de la parroquia Cristo de Emaús y siempre fue de las primeras en asistir a los almuerzos comunitarios que aún se realizan en dicha zona de la capital.

Es allí donde hoy la despiden con honores. Su viaje a la inmortalidad se inició a los 89 años, simplemente porque "era su momento". Y sin duda, cuando sea cremada en el Cementerio Católico, sonará con fuerza su canción favorita: Lejos del Amor, de Illapu.

Por que la "Cristi", como le decían sus amigas de la capilla, nunca cambió. Ni cuando Felipe Camiroaga la invitó a su exclusiva casa en Chicureo y se desnudó ante ella para conocer su historia. A él le contó cómo se transformó en ejemplo de su generación y cuánto deseaba que este mundo fuera más humano.

Esta noche seguramente retomarán esas largas conversaciones que tuvieron después de conocerse en televisión y él le agradecerá su lealtad, cuando todos querían saber detalles de su vida amorosa.

"Las conversaciones que tuvimos en privado fueron de familia: yo le hablaba de cómo había sido mi mamá y él de la suya. No hablamos cosas de farándula, entonces tengo muy bonitos recuerdos de él y respeto mucho su ausencia eterna", nos contó a La Cuarta en ahora un lejano 2013.

Y siguió rompiendo esquemas hasta que la semana pasada se despidió de su familia. Y este lunes en la mañana, los doctores del hospital San Juan de Dios, comunicaron su partida. Y el comienzo de su leyenda.

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