"Si es un Cruzat, es un duro". La frase no viene de la Patty López, que harto que conoció cómo aforraba el ex campeón del mundo, si no de Luchito, sobrino del "Látigo" y heredero de los puños de fierro.
Antes de volar hoy con el canto de la diuca mañanera a Ecuador, donde pasará las próximas tres semanas afilando la mano junto a la Selección de Boxeo nacional para la Copa Independencia, Luis subió al ring a La Cuarta, la que se la pelea cualquiera, para noquearnos con sus sueños.
"Vengo de una familia de boxeadores. Aparte de mi tío, que es mi espejo, mi papá, Luis, también peleó, y mis hermanas también se subían al ring. Lo traigo en la sangre", cuenta Luchín con la madurez de un viejo crack, pese a que recién tiene 15 peras y es uno de los cuatro cadetes de la Roja puñetera.
Pese a que le faltan tres años para sacar licencia y poder votar (uff, no sabe lo que se pierde), el currículo del Cruzat Junior es de temer: en 38 combates lleva puras victorias y, de yapa, 15 han sido por nocaut.
- Aforraba desde la guata de la mami, eh...
- Jajajá. Sí, de chiquitito. A los 9 años ya peleaba.
- ¿Y con permiso de los papás?
- A mi mamá no le gustaba para nada. Pero ahora es mi fan número uno.
- ¿Le sacaba la cresta a todos en el colegio?
- Nooo. Mis papás me tienen prohibido pelear en el colegio y en la calle.
- Pero nadie se te debe parar, poh...
- Es que cuando partí debía, obligadamente, pelear con niños más grandes, porque no habían ni de mi edad ni de mi peso. Por eso una vez le saqué la cresta a uno de 18 cuando yo recién tenía 11.
- ¿Cuál es su estilo?
- Soy un boxeador clásico, claro que mi golpe preferido es el gancho al hígado. No me falla.
- ¿Qué metas tiene?
- Lo primero es ojalá sacar la medalla de oro en los Odesur del próximo año. Pero me gustaría ir a los Juegos Olímpicos y ser profesional, porque tengo desde las condiciones hasta el apoyo de todos.
- ¿Y los cuadernos?
- Estudio en el CAR y me va la raja. Soy seco para las matemáticas y quiero ser contador auditor.