Desde 2008 El Vaticano ha debido salir, cada vez con mayor frecuencia, a expresar su "vergüenza" por los abusos cometidos por el clero.
Hace 10 años El Vaticano era encabezado por Benedicto XVI y los casos de abusos sexuales por miembros de la iglesia eran "vox populi", ante el silencio cómplice de autoridades religiosas. Fue entonces cuando el Papa, en abril de 2008, alzó tibiamente la voz en EE.UU. para señalar que sentía una "profunda vergüenza".
Meses después, durante una Jornada Mundial de la Juventud en Australia, afirmaría: "me gustaría detenerme para reconocer la vergüenza que tenemos que sentir, como resultado de los abusos a menores cometidos por sacerdotes y religiosos en este país".
Sus palabras remecieron a la Iglesia. Se trataba del primer Papa en asumir los abusos sexuales y con ello se daba paso a una serie de denuncias en todo el mundo.
Pero, al año siguiente, el escándalo se desató. En 2009 se reveló que, por años, miembros de la Iglesia en Irlanda abusaron física y sexualmente de niños. Las víctimas llegaban a 12 mil y los religiosos acusados alcanzarían a 400, aunque no han sido identificados.
El viernes 11 de junio de 2010, ante 15 mil curas de 91 países, Benedicto XVI señaló en la Plaza San Pedro: "Pedimos perdón insistentemente a Dios y a las personas afectadas, mientras prometemos que queremos hacer todo lo posible para que semejante abuso no vuelva a suceder jamás".
Tras su renuncia al papado, en 2013, el nuevo Pontífice, Francisco, se refirió en abril de ese año al tema, pero sólo un año después pidió por primera vez perdón. Fue en abril de 2014, cuando recibió a la Oficina Internacional Católica de la Infancia y señaló que "me siento en la obligación de asumir todo el mal cometido por algunos sacerdotes y pedir personalmente perdón por el daño".
En julio del mismo año, en una misa en El Vaticano donde estaban víctimas de sacerdotes, el Papa señaló que "expreso mi dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero contra ustedes y humildemente pido perdón. También les pido perdón por los pecados de omisión por parte de líderes de la Iglesia".
Luego, en octubre de 2015, el Pontífice señaló en la Plaza de San Pedro que "en nombre de la Iglesia quiero pedirles perdón por los escándalos que se han producido en Roma y en El Vaticano".
Chile
Con su visita a al país, en enero de 2018, retomó el tema de los abusos sexuales y dijo que era "justo pedir perdón" y que sentía "dolor y la vergüenza por el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia". Pero eso no bastó. Su defensa al obispo Juan Barros, acusado de encubrir casos de abusos sexuales de Fernando Karadima, le abrió un nuevo flanco. En febrero envió a Chile al arzobispo de Malta, Charles Scicluna, para escuchar testimonios de víctimas.
Tras el informe de Scicluna, en una carta a obispos chilenos emitida en abril, el Papa señaló que "desde ahora pido perdón a todos aquellos a los que ofendí" por incurrir "en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación". En mayo, Francisco recibió en El Vaticano a víctimas de Karadima y volvió a pedir perdón, el que reiteraría en junio a un segundo grupo de víctimas del párroco de El Bosque.
Sólo en el mes que recién concluyó, el Papa pidió dos veces perdón. Primero al estallar en Pensilvania un escándalo de abusos que involucra a 300 miembros de la Iglesia y unas mil víctimas. El 20 de agosto, confesó que "nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado".
Y en su visita de dos días a Irlanda el fin de semana pasado, tras reunirse con víctimas de abusos, nuevamente reiteró la "vergüenza" y el "perdón" en una misa en Dublín ante 300 mil personas.
Esto, en medio de una grave acusación: el ex nuncio en Estados Unidos Carlo Maria Viganò señala al Papa Franciso como encubridor de los abusos del cardenal estadounidense Theodore McCarrick y ha demandado la dimisión del Pontífice.