"La muerte golpeará con su bieldo (orqueta) a todo aquel que turbe el reposo del faraón". Así reza la milenaria maldición que recae sobre quien ose mosquear el descanso del mítico gobernante del antiguo Egipto, Tutankamón, actualmente una momia de respeto.
Pero tal sentencia no fue impedimento para que tres jóvenes, envalentonados hasta las pailas con el tradicional jarabe del tequila, intentara quebrantar la seguridad de la muestra "Los Tesoros de Egipto", instalada en el Parque Arauco, para hacer de las suyas, pero no cachaban que en el lugar descansaba la Máscara funeraria de Tutankamón.
Según Carabineros, fue a eso de las 5.30 de la madrugada cuando los incautos estudiantes de arquitectura, que volvían de un mambo nocturno, hicieron caso omiso a la maldición que condenó a muerte a parte de la expedición que descubrió la tumba de Tutankamón en 1923, e irrumpieron carepalta en la carpa.
Claro que los emparafinados impertinentes sólo llegaron hasta el hall de acceso. Ni corto ni perezoso, el soberano egipcio no se hizo de rogar y lanzó su furia con cuática, porque fueron sorprendidos por personal de seguridad mientras hacían pebre una de las boleterías.
Fue ahí que el tercer pinganilla -que se encuentra prófugo- traspasó la seguridad del recinto, agarró una pieza de maquetería del dios Horus (ver nota aparte) e intentó llevársela en un feroz Audi, mientras sus socios eran detenidos y la pieza recuperada intacta.
"Esto fue sólo un epic fail (gran fiasco)", se justificó. José García Nielsen (24), mientras el mexicanote, Alberto Tinajero Cazares (22), le confesó a La Cuarta , ya bueno y sano, que fue el prófugo jugoso quien ingresó a la carpa y sustrajo la estatuilla. Ellos sólo conocieron al tipo durante el megacarrete que se pegaron la noche anterior.
Durante su formalización, los jóvenes defendieron su inocencia y rechazaron la salida alternativa que les ofreció la fiscalía, al imputarlos por daños.
Por lo tanto, ambos fueron puestos en libertad con las medidas de arraigo nacional y la prohibición de acercarse a la exposición egipcia, durante los 50 días que se establecieron como plazo de investigación. Ahora sólo queda esperar el castigo que impartirá la momia de Tutankamón.
Emparafinado quiso raptarse al dios Horus
El que sacó la peor parte en el intento frustrado de los cabros por ingresar a la muestra de tesoros egipcios, fue la representación del dios Horus.
La figura de maquetería que tiene cabeza de halcón y cuerpo de guerrero, es una de las deidades más importante de la cultura del Nilo, que simboliza el poder del faraón regente. Pese a que es sólo decorativa, igual está valorizada en miles de pesos porque proviene desde el mismísimo Cairo.
Horus fue al sacrificio para proteger a Tutankamón, y evitó que los curahuillas le echaran manos a piezas invaluables como un fragmento de sarcófago con más de 4 mil años de antigüedad, o una estatuilla de Min, dios de la fertilidad que se presenta sin dos extremidades, pero bien erecto.