“Me pongo en tu papel y no sé qué haría”, reconoció la periodista, con voz quebrada.
Una preocupante situación atraviesa Rodrigo Provoste, un misionero chileno que se encuentra en la ciudad de Odesa, en Ucrania, que ya está siendo asediada por las fuerzas rusas.
“Estoy empacando mis cositas. En realidad, tengo que echar mis galletas para el viaje, porque no sé cuanto tiempo voy a permanecer en la frontera. Realmente la situación es muy lamentable”, dijo el hombre, en diálogo con T13.
Consultado sobre posibles bombarderos, Provoste aclaró que “durante las últimas 24 horas no he sentido nada, pero yo creo que esto va a acontecer pronto. La situación para nosotros en este minuto es incierta. No sabemos cuándo van a empezar a bombardear”.
“Ya estamos con la mentalidad de que pronto esto va a suceder y tenemos que estar preparados y refugiarnos en caso de un ataque extremo. Tenemos que tener todas las medidas de seguridad, tenemos que estar totalmente alerta. Ahora no tenemos luz y esta situación la estamos viviendo desde hace varios días”, añadió.
Asimismo, indicó que “las autoridades nos dicen cómo tenemos que estar preparados. De esta forman nos comunicamos con amigos, vecinos, y podemos estar un poco más unidos”.
En relación a los niños que cuidaba, Rodrigo explicó “que se fueron (a otra ciudad), yo tengo contacto con ellos a través del teléfono. Me dicen que ya pueden caminar por la calle libremente, ya no está ese estrés, ya no se tapan sus oídos. Los niños se ven mucho más relajados, tranquilos. Hay un ambiente mejor”.
Desde el estudio, Ramón Ulloa, Carlos Zárate y Mónica Pérez siguieron con especial atención su testimonio. De hecho, la periodista se mostró notoriamente conmovida.
“Es realmente conmovedor tu testimonio. No sé si sirve de algo, pero de acá te mandamos todo el cariño del mundo, porque da pena verte solo... sin luz, sin... no sé... es realmente desesperante, me pongo en tu papel y no sé qué haría la verdad”, reconoció.
De paso, le recordó que “tú te sacrificaste por esos niños, te quedaste ahí. ¿Qué vas a hacer? ¿Qué piensas hacer? ¿Qué sientes? ¿Cómo ayudarte?”.
“Este país se estaba levantando. La gente entiende, sabe que tiene que levantarse, pero en este minuto a mí me duele tanto el corazón, me afecta mucho y por esa razón yo no quise irme, porque quería estar con los niños pase lo que pase”, respondió el misionero.
“Honestamente, durante la mañana no tenía más opción de irme, pero desafortunadamente sonaron las sirenas y no me pude ir. Decidí hacerlo en otro momento, pero yo creo que no voy a poder salir”, concluyó.