Es una jugada del destino. El sueño de alcanzar un título internacional parecía una ridiculez hace alguno años para Atlético Chapeconese. Sin embargo, el trabajo, el esfuerzo y una participación prolija los tenía a tiro de la final de Copa Sudamericana.
En el camino habían enfrentado al Cuiabá de Brasil. Pero dieron el primer paso sacando a Independiente de Argentina y después a Junior de Colombia. Por lo que San Lorenzo era el último escalón rumbo a la final y ahí todo pudo cambiar.
El 1-1 obtenido en Buenos Aires hacía válido el empate sin goles para clasificar. Y fue ese resultado el que obtuvo el modesto club brasileño, marcador que pudo cambiar cuando en el último minuto Marcos Angelieri se coló en el área chica para buscar el gol.
DESTINO
El grito trasandino fue ahogado por el arquero Danilo. Con su pierna derecha, el atajapepas llenó de ilusión a su hinchada y firmó el pase a la final.
¿Como vemos ahora esa maniobra? ¿Una final que no se disputó por un accidente? ¿Qué hubiera ocurrido si esa pelota entraba? Todas preguntas que se mantendrán para siempre sin respuesta.