Con las elecciones de noviembre a la vuelta de la esquina, seis de los siete candidatos —Franco Parisi, el único ausente, está fuera del país— se vieron las caras este lunes por la noche en el segundo debate presidencial televisado. Fueron dos horas y cuarenta minutos de discusión, marcados por un clima hostil, acusaciones cruzadas y un formato difuso, que poco ayudó a controlar los intercambios. Un periodista del diario pop cuenta lo que presenció en el lugar de los hechos.
La entrada principal de Televisión Nacional de Chile, la que se ubica en calle Bellavista 0990 y que da justo al frente del inmenso edificio corporativo de la estación, hoy, un lunes feriado a las 20 horas, parece ser la de siempre. Con la salvedad de que al costado, en su estacionamiento, descansan dos camionetas de Carabineros y otra patrulla lleva dando vuelta unos minutos. Tampoco hay mucha gente, cuestión que uno podía imaginar que sucedería de cara a lo que nos espera. Pero en breve nos revelarán el porqué: el ingreso de los peatones, por hoy, a dos horas y treinta y cinco minutos del segundo Debate presidencial televisado, es por la calle Francisco Puelma.
Al interior, ahora sí, lo habitual: el hall con sus sillones prolijamente ubicados a la izquierda, afiches que promocionan algunos de los programas más sintonizados de la señal, y a la derecha, rodeando la recepción, doce televisores que exhiben, a esa hora, la teleserie turca Almas heridas.
Recién hacia el fondo, detrás de varios trípodes, cámaras, equipos de iluminación y micrófonos, se puede apreciar un pequeño escenario montado para que los candidatos puedan hacer sus descargos tras la discusión realizada en conjunto con Mega y Canal 13. Pero aún faltan varias horas para eso.
De hecho, en el ínterin, lo único que logró romper el silencio y el movimiento urgente de una serie de profesionales preocupados por que salga todo sin mayor novedad, ocurrió recién a las 20.20, cuando una veintena de militantes del PC(AC), el partido de Eduardo Artés, llegó hasta la entrada por Bellavista con bombos, banderas y cánticos para apoyar a su candidato. "Destruir, aplastar, el legado de Guzmán", gritaron por algunos minutos.
Luego, a las 20.30 periodistas y fotógrafos tendremos por única vez la oportunidad de pisar el estudio donde se llevará a cabo el debate. Ahí, mientras un funcionario aspira la amplia alfombra conchevino, y se produce una pequeña tensión entre el "sanitizador" y el encargado de prensa del canal, podemos advertir a un costado las tómbolas con los nombres inscritos de cada uno de los candidatos que se emplearán más tarde, en el sorteo en vivo, para determinar las preguntas cruzadas, que a más de uno le recordó el cara a cara de Protagonistas de la fama.
Lo siguiente es la llegada de las cartas presidenciales. La dinámica será la misma desde que entró Marco Enríquez Ominami a las 21.10 hasta que hizo lo propio Gabriel Boric, algo retrasado, a las 21 con 56: a paso lento, rodeados por sus equipos, intentando avanzar hasta la puerta del despacho que les tenían preparados pero tropezando con cámaras, micrófonos o alguien que les cerraba el paso.
Por fin entramos en tierra derecha.
Round I: los equipos precalentaron la discusión
Cuando aún faltaba cerca de media hora para que iniciara oficialmente el debate, Macarena Santelices, la vocera del candidato del Partido Republicano José Antonio Kast, asestó el primer golpe. Fue, de alguna manera, un spoiler:
"No puede ser que haya candidatos que hayan borrado sus programas presidenciales y escondan a solo cuarenta días de realizar la elección presidencial qué es lo que quieren para nuestro país", disparó apuntando a Gabriel Boric.
Gaspar Ortiz y Roxana Miranda, quienes acompañaron a Eduardo Artés, redoblaron la apuesta:
"Son tiempos bien difíciles para Chile, no es llegar y elegir a cualquiera", dijo frente a los micrófonos Miranda. "Los candidatos son los mismos que han traicionado la lucha del pueblo, son los mismos que firmaron pactos para truncar el 18 de octubre, y la rabia está contenida".
"El llamado nuestro, a los trabajadores de Chile…, ¡basta de votar al mal menor! Hemos votado por años eso, y la única respuesta que hemos tenido es que Chile se ha vuelto una mierda. Tenemos que refundarlo", agregó Ortiz.
Ignacio Bustos, del equipo de Marco Enríquez Ominami, fue el siguiente en subirse al pequeño escenario y probablemente el más calmado. Alejándose de la tendencia, aprovechó la instancia para criticar al actual gobierno: "Nuestro país ha sido azotado por dos pandemias: la primera, la lógica, la del Covid-19, y por otra parte ha sido afectada por la pandemia del mal gobierno de Sebastián Piñera".
Luego fue el turno de Daniel Stingo y Lucía Dammert, representantes de Gabriel Boric, que recogieron el guante tras el emplazamiento de Macarena Santelices.
"No se escondió el programa: la diferencia de Gabriel con el resto es que tiene un programa participativo, y al ser participativo está recibiendo aportes de la gente. Jamás se ha escondido, de hecho ha sido de los programas más participativos: hubo 28 comisiones para ver los distintos temas (...); los que dicen que se escondió es de mala fe…, como siempre le pasa a Kast", resolvió Stingo.
"Kast está por reducir en un 10% los impuestos", insistió después el abogado, "¿se puede tener un país con las condiciones que hoy día tenemos, con la pandemia, que va a reducir los impuestos?... ¿o qué pasa con las AFP? Eso es lo que yo creo que los chilenos tenemos que ver: quién está proponiendo lo mejor para el país y está escuchando a los chilenos. Y ese claramente es Gabriel".
Round II: con todo y no consejos
Casi como si se tratara de una segunda parte, aun cuando hablamos del plato principal, el segundo Debate presidencial televisado se desarrolló de igual manera que lo exhibido algunos minutos antes por parte de los asesores: en medio de un ambiente hostil, colmado de tensión, emplazamientos y encontrones. "Debate adolescente", lo definió en un minuto Marco Enríquez-Ominami. El formato, ampliamente criticado en redes sociales por el desorden y el excesivo protagonismo de los periodistas, tampoco ayudó demasiado: por momentos, parecía que a Matías del Río, Mónica Pérez y Juan Manuel Astorga se les escapaba la situación de las manos.
Lo llamativo, sin embargo, es que el primero de los encontrones no fue precisamente entre candidatos…
El minuto de Artés
Apenas al comenzar la transmisión, Eduardo Artés solicitó utilizar su minuto de presentación homenajeando a la estudiante de Derecho, Dennise Cortés, que falleció víctima de un proyectil durante la "Marcha de la Resistencia Indígena" convocada en el centro de Santiago.
"Este minuto se lo voy a dedicar a Denisse Cortés y a todas las víctimas de la represión de la dictadura de Piñera. Así que permítanme tener este minuto de mi lado", propuso el candidato de Unión Patriótica.
Pero Matías del Río se lo impidió.
Tras quince segundos en los que Artés permaneció en silencio, con su puño derecho apretado y en alto, el periodista lo interrumpió de golpe: "Muchas gracias", le dijo, y buscó cederle la palabra al siguiente candidato. El profesor, como era de esperar, reaccionó y se produjo el primer roce de la jornada.
"El minuto es para hablar, el mensaje está entregado", insistió Del Río. Entonces Artés dio marcha atrás para cerrar con un mensaje contundente: "Destitución para Piñera, y cárcel para él y para todos los que han metido las manos en la corrupción y en la represión a los trabajadores del pueblo. No a la militarización de La Araucanía".
¿Lobbista de gas? El cara a cara de Provoste y Sichel
Había algo pendiente entre la carta presidencial de la DC y el candidato de Chile Podemos Más. Todo comenzó en el primer Debate, cuando Provoste acusó a Sichel de lobbista. Sus palabras devinieron en un fuerte intercambio, probablemente el más recordado de aquella jornada. Tal vez por eso, cuando en el sorteo del diálogo bilateral a la senadora le tocó el nombre del expresidente del Banco Estado, no pudo evitar sonreír.
"En el debate pasado, y lo digo porque te costó harto reconocerlo, te pregunté si habías sido lobbista. Me dijiste 'no fui lobbista'. Y después los días dieron cuenta de que sí te habías dedicado a ser lobbista de empresas como Dicom, las autopistas (...); te pregunté varios días si es que habías hecho retiros de los fondos de AFP. Te demoraste harto en decirnos que sí, mientras presionabas a los parlamentarios de tu sector para que rechazaran el cuarto retiro en la Cámara", lo encaró Yasna Provoste, recordando el episodio.
Y luego, por fin se decidió a preguntar: "¿Hiciste lobby por el gas también o no?".
La respuesta de Sebastián Sichel, con una contrapregunta, desató otro duro intercambio: "Yasna, una pregunta, ¿cuántos años has trabajado en el sector público?".
Y nuevamente arremetió: "Yo te lo respondo: 30 años, los únicos años que no trabajaste en el servicio público fue cuando te destituyeron por hacer muy mal tu trabajo".
Lo siguiente fueron segundos de acusaciones cruzadas, de hablar uno encima del otro, Provoste insistiendo en su pregunta sobre un supuesto lobby de Sichel en el gas y Sichel, por su parte, de nuevo al ataque.
"Fui abogado orgullosamente. Y me he desempeñado más de la mitad de mi vida como abogado. Y la verdad me impresiona cómo gente como tú, que hasta el día de hoy recibe 2 millones de pesos por estar acá, perdón 200 millones acumulados, no entiende la carga de trabajo…", lanzó el candidato de Chile Podemos Más.
La discusión en ningún momento decayó. Por el contrario, luego de que Sichel la inculpó de querer expropiar los fondos de la AFP, la senadora cerró su intervención así: "Eso es una mentira. No mienta (...); seguramente usted también ha hecho lobby por las AFP. Pero en nuestro gobierno vamos a terminar con las AFP. Y no le daremos espacio a lobbistas como usted".
En su propia zanja
"José Antonio, tú hablas mucho del patriotismo, y la verdad, como han señalado la mayoría de los candidatos, migrar es un derecho y a veces también una tragedia. Tu padre mismo fue un migrante después de haber combatido en el ejército nazi…", comenzó la intervención en que Gabriel Boric sacó de sus casillas a José Antonio Kast.
Porque mientras el líder del Partido Republicano intentaba responder, el candidato del pacto Apruebo Dignidad insistió: "Yo te quería preguntar si es que conoces a Cecilio Roberto Moreno".
Kast abrió los ojos y guardó silencio.
"¿No? Él es el notario de Panamá que validó tu inversión de 12 mil millones de dólares en un paraíso fiscal", volvió a la carga Boric, mientras enseñaba a la cámara unos documentos impresos. "Cuando tú hablas de patriotismo y cuando buscas defender permanentemente a los chilenos, y tus bots en redes sociales están permanentemente aludiendo a eso, yo me pregunto ¿qué pensarán de una persona que busca eludir impuestos en sociedades en Panamá, mediante un notario que hoy olvidaste su nombre, y que evaden impuestos en Chile".
"Eso me parece tremendamente vergonzoso, y ojalá el tema de la migración lo tomemos en serio", continuó el diputado, "porque no hay respuestas simples a problemas complejos".
Kast, por supuesto, pidió su derecho a réplica.
Y algo más alterado de lo que suele mostrarse habitualmente, tras encarar a Boric por evitar presentarse a un par de debates, lo invitó a "abrir nuestras cuentas bancarias, nuestras fichas clínicas y hagámonos un test de drogas todos. Yo te invito mañana a que nos encontremos mañana para hacernos un test de drogas, mostrar nuestras fichas clínicas y para que abramos nuestras cuentas corrientes y veamos quién ha pagado más impuestos en Chile".
"¿Cuántas veces has contratado tú a alguien? ¿Cuántas veces has trabajado para alguien que no sea el Estado?", insistió Kast, mientras Boric, con una sonrisa clavada, hacía gestos con la mano derecha para que el hombre ancla del Partido Republicano se calmara.
"Sí, me molesta cuando tú levantas ese tipo de acusaciones que son falsas", cerró Kast.
Boric, en tanto, minutos más tarde subió la documentación que presentó durante el Debate en su cuenta de Twitter.
2 horas y 40 minutos no bastaron…
Pasadas las 01.15 horas se apagaron las luces del estudio en TVN y, uno a uno, los candidatos fueron abandonando la sala tras reunirse con los integrantes de sus equipos.
Pero la tensión estaba aún muy lejos de acabar. Antes de dejar la estación, pasaron por el pequeño escenario montado sobre el hall para hablar sobre sus sensaciones respecto del debate.
Y ahí, una vez más, volvieron a la carga...